Tenis
Alcaraz-Sinner, una semifinal de alto voltaje en Roland Garros
El español, número 3, y el italiano, número 1 el lunes, protagonizan hoy en París su noveno duelo igualados en números, confianza y ambición
Alcaraz y dosis de vitamina N antes de Sinner: «No me siento favorito ante él»

Se frota las manos Roland Garros porque tiene una de las semifinales masculinas que quería: ese atractivo Jannik Sinner-Carlos Alcaraz en el que se pensaba desde que salió el cuadro. Son los dos tenistas con más tirón entre los jóvenes, y los que más llaman la atención entre los más aficionados al tenis porque ofrecen técnica, táctica, potencia, el estilo de ahora con la inteligencia y paciencia del pasado y las diabluras personales de cada uno. Un espectáculo cada cita.

Datos
para una semifinal
JANNIK
SINNER
Ranking
22
Edad
13
Títulos
Masters 1.000
Canadá (2023), Miami (2024)
Grand Slam
Abierto de Australia (2024)
En 2004
Victorias
33
2
Derrotas
En Roland
Garros
16
Victorias
4
Derrotas
4
Victorias
sobre Alcaraz
CARLOS
ALCARAZ
Ranking
Edad
21
Títulos
13
Masters 1.000
Miami (2022), Madrid (2022),
Indian Wells (2023), Madrid
(2023), Indian Wells (2024)
Grand Slam
US Open (2022),
Wimbledon (2023)
En 2004
Victorias
23
5
Derrotas
En Roland
Garros
Victorias
16
3
Derrotas
Victorias
sobre Sinner
4
Elaboración propia
ABC

Datos para una semifinal
CARLOS ALCARAZ
JANNIK SINNER
Ranking
22
21
Edad
13
13
Títulos
Masters 1.000
Canadá (2023), Miami (2024)
Miami (2022), Madrid (2022),
Indian Wells (2023), Madrid
(2023), Indian Wells (2024)
Grand Slam
Abierto de Australia (2024)
US Open (2022),
Wimbledon (2023)
En 2004
Victorias
33
23
Derrotas
2
5
En Roland Garros
16
16
Victorias
Derrotas
4
3
4
4
Victorias sobre el otro
Elaboración propia
ABC
Además, ya han cautivado al personal con esa rivalidad sana, limpia con la que los dos se retan y se empujan, se crecen y se mejoran. Y circulan por caminos paralelos en el crecimiento, tan parejos en la edad como en todo lo demás. Porque por edades, títulos y victorias entre sí, el Sinner-Alcaraz es un empate técnico. Al que suman además al espectáculo las singularidades que los hacen tan especiales, tan suyos, tan únicos.
Se han ganado a pulso este interés por parte del planeta tenis porque, a pesar de los 22 años del italiano y los 21 del español, ya han dejado un buen puñado de buenos partidos y cientos de puntazos de ver una y otra vez y seguir sin creerse cómo los han logrado. Cada uno es el mayor desafío del otro, la clave de por qué en cada cita hay fuegos artificiales y ya son los ídolos y líderes del tenis de hoy, aunque apenas hayan entrado en la veintena.
Ha sido de crecimiento algo más lento en el italiano. Y se dice esto por comparación con el español. Pausado, sin prisas, que es como mejor salen las cosas, admitía hace poco más de dos años que quizá es que no estaba preparado todavía para atacar los Grand Slams tras una dura derrota después de ganar los dos primeros sets. Era su punto más débil, que se asociaba con un físico todavía sin desarrollar porque no aguantaba la intensidad y la exigencia de los cinco sets. Pero se ha construido con mesura y compromiso, adaptándose de maravilla a todas las superficies porque hay potencia pero también recursos de mano fina. «Sinner ha mejorado muchísimo en tierra batida; con una mayor variedad en el juego. Antes jugaba más a tiros de cruzado y luego paralelo pero con pocas dejadas, subidas a la red. Ha evolucionado muy bien. Desde fuera se ve que es muy trabajador y que quería construir a un jugador muy bueno. Ha logrado el número 1 -desde este lunes- y no se va a confiar, ni se parará aquí. Será mejor cada día, es muy joven, como Carlos», regalaba ayer a la prensa española Juan Carlos Ferrero, entrenador de Alcaraz.
Si el año pasado asomaba por alguna semifinal de las grandes, dio el estirón definitivo en enero: campeón de Australia y de Róterdam sin freno. De las 33 victorias que lleva en este curso, en ese enero encadenó 16. El autor de cortar esa racha: Carlos Alcaraz.
Fue en las semifinales del Masters 1.000 de Indian Wells, donde el murciano pudo encontrar la soluciones ante el enigma Sinner. Y nunca mejor dicho lo de enigma porque el de San Cándido no se prodiga nada en expresiones sobre la pista, y apenas asoma media sonrisa para celebrar los triunfos. Ahí, además de por estilos, radica la mayor diferencia entre ambos: al español se le escapan las sonrisas en mitad de los partidos, achicados los ojos cuando se ríe tras alguno de sus puntos imposibles.
Su rivalidad viene de lejos. La primera cita, en el Challenger Tour de Alicante, en 2019. Con 15 años el español y 17 el italiano fue un 6-2, 3-6 y 6-3 para Alcaraz. «Apuntaba a que despuntaría rápidamente. Carlos ganó todavía en plena construcción. Fue una primera toma de contacto muy buena que auguraba lo que en aquel momento pensábamos que pasaría. Y pasó», recuerda Ferrero.
A partir de ahí, ya en el circuito profesional, empate tanto en resultados como en intensidad del juego en los ocho partidos que han disputado. Comenzó golpeando el español, en París-Bercy 2021 (7-6 (1) y 7-5); pero encadenó los dos siguientes el italiano: octavos de Wimbledon 2022 (6-1, 6-4, 6-7 (8) y 6-3) y la final de Umag 2022 (6-7 (5), 6-1 y 6-1). Respondió el español con otros dos triunfos: cuartos de final del US Open 2023 (6-3, 6-7 (7), 6-7 (0), 7-5 y 6-3 en cinco horas y veinte minutos; «Uno de los mejores partidos de mi carrera», diría estos días Alcaraz, y la semifinal de Indian Wells 2023 (7-6 (4) y 6-3). Replicó Sinner con otro par: semifinal de Miami 2023 (6-7 (4), 6-4 y 6-2) y la semifinal de Pekín 2023 (7-6 (4) y 6-1). Pero el último golpe también es del español: esas semifinales de Indian Wells 2024 con las que se frenó la racha triunfal del italiano (1-6, 6-3 y 6-2).
Alcaraz, ya se sabe, tuvo un viaje a las alturas más explosivo. Demostró descaro con 18 años en el US Open y con 19 ya era el número 1 más joven de la historia, con un US Open y unas semifinales de Roland Garros 2023, que señala a las claras cómo aprende de rápido el muchacho. Porque cayó en aquel 9 de junio ante Novak Djokovic y sus propios nervios, agarrotado y acalambrado porque le pudo la presión, el escenario, el rival. Solo un mes más tarde, ya no era el mismo Alcaraz, sino uno más evolucionado, construido, crecido, mejor, que no solo se plantó en la final sino que arrebató el título del corazón del mismísimo Djokovic.
Y en esa carrera del gato y el ratón por todos los títulos, y por el mando del tenis, llega esta semifinal cargada de adrenalina y que les hará olvidar esos problemas en la cadera Sinner, en el antebrazo Alcaraz con los que llegaron a París. «Espero que veamos un partidazo en el que uno tire del otro y que saquen cosas positivas aunque uno de ellos no sea tan feliz al final», resumía Ferrero el sentir de todos, también de una Philippe Chatrier que se frota las manos por el espectáculo que viene.
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