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La ciudad española que la revista 'The Times' define como una «joya» y que propone como alternativa a Barcelona

El reportaje pone valor a la variedad de propuestas a solo una hora y media de la capital catalana

La pasarela elevada que ha dado vida y turistas a un pueblo de Aragón

Imagen de archivo de uno de los atractivos que descubrió cerca de Barcelona Manel R. granell
A. Cabeza

A. Cabeza

Barcelona

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Cataluña es uno de los destinos turísticos más populares de España. Según los últimos datos disponibles del Instituto Nacional de Estadística (INE) del pasado abril, la comunidad autónoma fue la más visitada: recibió al 21,3% de todas los visitantes del país, seguida de seguida de Andalucía (15,4%) y las Islas Baleares (15,3%).

Del mismo organismo destacan las cifras sobre las nacionalidades que más nos visitan. Reino Unido fue el principal país de residencia de los visitantes a España, con casi 1,5 millones de turistas y un aumento del 8,5% respecto a abril de 2023. Los británicos, igual que el resto de visitantes, adoran nuestra cultura, clima, gastronomía y variedad de propuestas de cultura y ocio.

Con tales datos, resulta normal pensar que los británicos tienen la cabeza pensada en las vacaciones y en nuestro país. Ahora, uno de los periódicos más prestigiosos del país, el 'The Times', acaba de recomendar a sus compatriotas visitar una ciudad española que es una «joya» y una perfecta «alternativa asequible» a Barcelona.

«¿Cómo no es más conocida?»

El periódico se refiere a Tarragona, que califica de «encantadora ciudad costera». «Es el destino de verano de la élite de Barcelona y es amada por su historia romana poco conocida, el legado de Gaudí y el vino», destaca el reportaje, escrito por Marianna Hunt, que quedó embobada con el circo romano y el anfiteatro de la antigua Tarraco.

La periodista resalta que, como le dicen los guías locales, parte del encanto de esta ciudad es que «la historia romana está completamente entrelazada con la vida normal». «Mi amigo y yo llevábamos solo 15 minutos de recorrido por Tarragona y yo ya me preguntaba cómo esta pequeña ciudad catalana, a poco más de una hora en coche de Barcelona, no es más conocida por los británicos», destaca. Así, señala el buen ambiente en su animado mercado y sus playas, así como su fantástico clima y gastronomía de lujo.

«Por supuesto, no sería justo comparar Tarragona con Barcelona, que tiene diez veces más población. Pero como ya había visitado la capital de Cataluña y quería más de lo mismo, pero sin las multitudes, la comercialización y el impuesto turístico en constante aumento, me pareció perfecto», incide Hunt, que expone que su habitación doble, en un céntrico y buen hotel, le costó unas 140 libras esterlinas, que en Barcelona le habría costado el doble.

La periodista destaca los atractivos que tiene Tarragona en sus alrededores. Exploró Reus y descubrió más sobre Antoni Gaudí en la que bautizó como «uno de los mejores lugares del mundo para ver la arquitectura modernista catalana». Allí se quedó prendada con «casas adosadas intrincadamente talladas, profusamente decoradas y con torretas dondequiera que miráramos», en especial la Casas Navas, así como con la imponente plaza del Mercadal.

Para acabar, la periodista tuvo tiempo para adentrarse en la zona vinícola del Priorat, que destaca que «se ha consolidado en los últimos años como uno de los mejores destinos vinícolas de España, con hoteles y restaurantes de lujo que aparecen en muchos de sus rústicos pueblos agrícolas». Así, que quedó alucinada con el paisaje, que «cambió de pueblos burgueses a espectaculares montañas de pizarra, que sobresalían en el aire como rechonchos dedos de piedra». Viñedos y olivos le confirmaron que la zona tenía mucho atractivo. «Era un aislamiento natural total», destaca.

La periodista tuvo tiempo para desconectar en una de las últimas aperturas hoteleras de la zona. «De la nada, apareció nuestro refugio para las noches restantes, el Gran Hotel Mas d'en Bruno», que explica que es una antigua casa de campo del siglo XVIII reconvertida en un hotel de cinco estrellas (el segundo de la región) con piscina, spa y restaurante en el que degustar vinos locales. Como era inevitable también visitó varias bodegas de la zona, siendo el Celler Clos Figueras de Gratallops una de sus preferidas, y probó restaurantes de alto nivel pero también de comida casera: en todos quedó impresionada con los platos de la zona.

«Un vecino del Priorat me dijo que Barcelona es el punto de entrada a la región, pero ahora la gente está empezando a descubrir lo mucho que tiene para ofrecer la zona», recuerda Hunt al final del artículo. «Mientras bebía una última copa bajo las estrellas en la terraza de Mas d'en Bruno, contemplé cómo, al igual que en Tarragona, el legado romano sigue vivo en los viñedos y bares de vinos del Priorat. Y si fue lo suficientemente bueno para los romanos, sin duda lo es para mí», acaba el reportaje.

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