Chisporroteos. Procesiones en alerta

Rosco. El ex del Cachorro no ocultó su oposición a que el crucificado fuera a Roma. Cuando en 2010 Asenjo le pidió la imagen para la JMJ estando él de hermano mayor le agradeció el detalle y rechazó la invitación. Pero lo que le honra es que estando en contra dijo en El Llamador que se pondría al lado de su junta de gobierno porque el cabildo había votado que sí. Esta actitud es admirable. Y le distingue de otros jarrones chinos que tras varias décadas de retiro quieren seguir mandando en sus respectivas hermandades sin entender que su tiempo ya pasó.

El Corpus. La revitalización de las vísperas es evidente. Y se podría decir que un acicate para aguantar aquí a la gente que no se va de puente y que decide estar en la procesión. Los Corpus de mayo son más concurridos que los de junio y los de los años de lluvia en Semana Santa -como ha sido este- más participativos por parte de hermandades que han llegado a llevar la barbaridad de 150 cirios. Se notó que el cortejo pegó un acelerón final precisamente por la demora que llevaba. Y recuérdese: un atractivo para el Corpus, además de salir con antelación, sería la participación de más pasos como ocurría antaño. Incluso también pasos de la provincia.

Cantillana La coronación de la patrona fue brillante. En la Soledad prepararon el acto a conciencia. Una lección para priostes debe ser la excepcional colocación de la candelería que, sin ser mucha su cantidad, iluminaba perfectamente a la dolorosa. Dos lunares solo. Las coronaciones que se hacen en los pasos tienen un problema. Que la gente no las ve. Cuando el coronador se pone delante, el momento esperado durante tanto tiempo resulta que hay que imaginárselo. Como un altar no hay nada para una coronación. Y el segundo lunar: la Banda de Arahal. Si se quiere, como gesto, que una agrupación toque una marcha, es pasable. Pero estar casi una hora resultó insufrible. Sobre todo a la gente que fue allí a ver una cosa y se encontró con otra que nada tenía que ver.

Un libro. Jesús Creagh es nuestro particular Dan Brown. Este miércoles presenta otro thriller denominado «La undécima plaga» Fíjense el argumento: investigan si cosas de la Catedral de Sevilla pueden afectar a la base militar de Gibraltar. No. No son las colgaduras de la Giralda que los canónigos nunca ponen. También se aliña el argumento con algo de la ciudad del Covid, Wuhan y una dosis de templarios.

Los Panaderos. De nuevo han tenido que limpiar una pintada ofensiva. En el seno de la hermandad parece que se tienen identificados a los responsables. Pero no pasa nada. La inacción es la que provoca que este grupo -no muy numeroso- siga pitorreándose de su cofradía.

«Creía que las iban a quitar pero han vuelto a los altares de la calle Francos las Santas Justa y Rufina en su versión balconing» «¿Sabes si hay un plan B por si llueve el 8 de diciembre?» «Tengo expectación por saber quién es el exaltador de la coronación del Baratillo. El acto es el 6 de septiembre, así que quién sea tendrá que llevarse trabajo a la playa» «Los Caballos dice que no podrá hacer nada para la veneración general porque en la parroquia están ese día los cultos de la Inmaculada» «Que hay que intervenir a la Macarena ya es algo que dicen hasta los expertos que son hermanos y conocedores de la intrahistoria del tema...»