Tenis
Alcaraz se reencuentra: «Me he sentido yo mismo»
El murciano despliega su potencial ante Korda (6-4, 7-6 (5) y 6-3) después de dos partidos acogotado por los fantasmas del antebrazo y afirma que ya se está volviendo peligroso
Alcaraz exhibe trucos y seriedad para superar a Korda y alcanzar los octavos

Lo más serio del mundo es hacer reír, dicen en el mundo del cine, y lo aplica este Carlos Alcaraz que desplegó ante Sebastian Korda un recital de fuegos artificiales, pero sin que le asomara sonrisa alguna. Está concentrado este Alcaraz de octavos de final de Roland Garros, tanto para dar rienda suelta a su imaginación y su muñeca libre de directrices, como para frenar aquellos fantasmas que lo frustraron en el estreno demasiado plácido ante JJ Wolf y lo atraparon un set y medio en la segunda ronda contra Jesper de Jong. Ante Korda: liberación, el Alcaraz más Alcaraz.
«He hecho un muy buen partido, sintiéndome yo mismo. ¿He hecho 21 dejadas? Bueno, he estado improvisando, pero es esa variedad de recursos en buena parte la que me ha hecho llegar hasta aquí», admitía después, corta la rueda de prensa porque la jornada ha sido muy larga, es ya media noche y el partido ha exigido desgaste.
Primero, desgaste físico. Han sido dos horas y media, pero de puro correr. Porque Korda atizaba de lado a lado y quería el español llegar a todo para contener al rival. «He tenido que correr mucho, de lado a lado. Ha sido como un maratón para mí», aceptaba el 3 del mundo, pero con 21 años recién cumplidos aceptó la propuesta del atletismo por la pista sin atisbo de extenuación. Está fino el murciano en ese aspecto, con piernas fuertes que atrapaban cualquier esquina, cualquier aproximación a la red, cualquier retroceso hacia el fondo. Todo en el mismo punto.
Segundo, desgaste mental. Han sido dos horas y 39 minutos de estar centrado en cada punto y despejar la contención de vez en cuando con las diabluras 'alcaracianas'. Que es así como el español ha sido el mejor del mundo más joven de la historia. «Ha sido un partido muy bueno, mucho mejor que los anteriores. Quería entrar en el peloteo y reencontrarme conmigo mismo otra vez. Sabía que Korda le pega muy duro a la pelota, pero no me preocupaba mucho el rival antes del partido porque sé de lo que soy capaz», admitía después a pie de pista, después de que Mats Wilander le regalara un «¡Qué divertido es verte jugar, Carlitos!». Y tiene razón.
Y fue el más Alcaraz del torneo porque se olvidó del brazo y despertó la derecha aletargada que tanto le cuesta contener en ocasiones. «Ha sido un partido más exigente que los anteriores y me olvidé de todo y golpeé el drive con normalidad. Durante todo el partido, le di muy bien, con mucha intensidad. Lo había echado de menos. Sí, me sentí genial con esos golpes y todo va mejorando».
Con estas, concentración y fuegos artificiales, seriedad y trucos de magia, contención en los errores y libertad con la derecha, Carlos Alcaraz es ya candidato a todo. Lo dice él mismo, que es quien mejor sabe cómo está por dentro, por mucho que la Philippe Chatrier se divirtiera con lo que ofreció por fuera. «Poco a poco vamos cogiendo ritmo y sensaciones, Djokovic, Sinner, yo... No sé decir un favorito claro, pero conforme pasan las rondas vamos volviéndonos, y me incluyo, más peligrosos. Pero sigo diciendo que hay un amplio abanico de jugadores que pueden ganar. Ahora el ritmo está subiendo y los partidos son más entretenidos para el público. Va a ser un espectáculo la segunda semana».
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