La lucha para sacar del corredor de la muerte a Rocky Myers: «Quiere el indulto, pero no quiere mendigar a nadie por su vida»
Fue condenado por un asesinato en Alabama, sin suficientes pruebas, testigos que se retractaron y un defensor «negligente» que no comunicó que el acusado tenía discapacidad intelectual y al que abandonó antes de la apelación
Su equipo legal relata a ABC cómo ha sido su trabajo desde que sumieron el caso en 2005, en un país, EE.UU., donde las ejecuciones aumentaron un 33% el año pasado según Amnistía Internacional
Una farmacéutica alemana intenta evitar la ejecución por pena de muerte de un reo en EE.UU.
«No importa lo que rece o por lo que rece, al acostarme cada noche siempre doy gracias a Dios por ayudarme a superarlo un día más». Estas palabras pertenecen a Rocky Myers, un afroamericano de 59 años que lleva desde 1994 en el corredor de la muerte de una cárcel del estado de Alabama (EE.UU).. Está acusado de asesinar a Ludie Mae, una mujer blanca que era su vecina. Myers siempre lo ha negado. La única prueba que se le imputó en el juicio fue tener en su poder una cámara de vídeo de la víctima, que el condenado dijo haber encontrado en la calle A esta prueba se sumaron varios testigos, uno de los cuales se retractó después de dar su testimonio.
El caso de Myers no es uno más entre aquellos condenados que están esperando que se les dé una fecha para ejecutar la sentencia después de varias apelaciones. El de Myers es extraordinario porque nunca tuvo esa oportunidad: su abogado defensor le abandonó antes de presentar la apelación una vez que fue condenado a muerte; y, en otro hecho extraordinario, el juez cambió la sentencia de cadena perpetua por otra mayor, la pena capital (una ley posterior de 2017, pero no retroactiva, cambio esto y el magistrado ya no tiene esa potestad). El jurado, que no llegaba a un acuerdo de culpabilidad, le señaló como culpable con la condición de pedir para Myers cadena perpetua, sin posibilidad de revisión. El juez no estuvo de acuerdo y elevó la pena.
Pero quizá lo más grave de su defensa, fue la ausencia de esta. El letrado de Myers , que se había ofrecido voluntario para representarlo a través del colegio de abogados del estado de Tennessee, y que con anterioridad había defendido al Ku Klux Klan, dejó su caso sin comunicárselo. «Lo abandonó y no se lo dijo a nadie, ni a Rocky ni a los tribunales», explica a ABC la abogada Kacey Keeton, que retomó el caso años después. El condenado, al no ser consciente de que ya no tenía representación legal, «no hizo nada». El abogado no presentó la apelación, y tiempo después Rocky «recibió una carta del fiscal general de Alabama, que él no podía leer -su nivel de lectura es la de un niño de 9 años-, así que lo hizo un compañero del corredor. En ella -continúa relatando Keeton- le comunicaban que no había cumplido con las fechas y que iban a avanzar hacia su ejecución».
Keeton es una abogada que ha decidido invertir sus esfuerzos en salvar a quienes son prácticamente insalvables dentro del sistema de justicia de Estados Unidos, los condenados a muerte. «Nuestra oficina representa a las personas que están en el corredor de la muerte en Alabama -un estado en el que actualmente hay 175 condenados que están a la espera de que les marquen un día en el calendario para ser ejecutados. El caso de Rocky llegó en 2005 a nuestra oficina», recuerda. La persona que ayudó a contactar a Rocky con un nuevo abogado fue precisamente aquel compañero del corredor de la muerte que le leyó la carta y que ya ha sido ejecutado.
Negligencia de su abogado
La negligencia de su anterior defensor, la ausencia de detalles importantes durante el juicio -su abogado nunca comunicó que Myers sufre una discapacidad intelectual-, el baile de testimonios, que la acusación ocultase información a la defensa… Nada de esto permitió al acusado optar a un nuevo juicio. «Lamentablemente, no. Ese argumento lo presentamos y lo intentamos, y lo perdimos porque la ley considera que una persona que está en el corredor de la muerte conoce el procedimiento. Y si bien hubo una negligencia muy importante, el tribunal esperaba que Rocky pudiera hacer algo». Keeton añade además que no se pudo presentar la alegación de la discapacidad de Myers «porque no se cumplió con la fecha y eso no permitió presentar ese punto a nivel federal. Quisimos argumentar que Rocky no era responsable de la negligencia de su abogado«. Aquello les permitió tener una audiencia. »Allí planteamos lo de su discapacidad como causa para excusarlo de no haber cumplido con el plazo. El tribunal consideró que a pesar de la negligencia, Rocky tenía que haber hecho algo. Tampoco tuvieron en consideración que lee como una persona de cuarto grado, y de que las leyes están escritas para personas con nivel universitario», alega Keeton.

La abogada también se refiere al perjuicio que supuso el trabajo del anterior defensor ante el jurado, «creando una división entre Rocky, el abogado y el jurado de 11 personas blancas». El defensor presentó al acusado, que además de falta de recursos arrastraba problemas con las drogas, como una persona que vivía en el infierno, «en un lugar donde no debía vivir ninguna persona decente». Aquello, «su actitud peyorativa», en vez de convertirse en un atenuante, criminalizó a Myers ante el jurado.
Ni siquiera una posible inclinación personal del primer abogado, que había defendido a miembros del Ku Klux Klan con anterioridad, brindó a Myers la posibilidad de repetir el juicio. «Creo que eso es inmensamente problemático, pero como Rocky era pobre dependía de que el tribunal le asignara un abogado, y le asignó a uno que había representado al KKK», indica Keeton durante una entrevista que tiene lugar en la sede de Amnistía Internacional (AI), en Madrid
La ONG, que este miércoles ha hecho público su informe anual sobre la pena de muerte en el mundo, ha desarrollado durante meses una campaña internacional para denunciar la situación de Myers y pedir apoyo para lograr que la gobernadora de Alabama le conceda el indulto, la única vía posible a estas alturas para salvar la vida a Rocky.
Un indulto con el que no estaría completamente de acuerdo Rocky...
Él sí lo quiere, pero en alguna de las ocasiones en las que hemos hablado de esto me ha dicho que no quiere pedirlo. No quiere mendigar a nadie por su vida. Creo que piensa que es algo muy degradante tener que estar en esa posición. Sobre todo con la historia de Alabama, donde el indulto se ha otorgado una sola vez (a una mujer blanca). Él quiere vivir, sin duda. Y tiene muchas razones por las que vivir, incluso si está preso.
En ese momento interviene Miriam Bankston, investigadora que trabaja con Keeton, que durante toda la entrevista ha escuchado atentamente las respuestas de la abogada. «La manera en que ella se lo presentó fue diciéndole 'soy yo quien va a mendigar, no tu», zanjando de esta manera la cuestión.
Tras casi tres décadas en prisión con la sentencia de muerte pendiendo sobre su cabeza, ¿cómo se encuentra Rocky?
Está muy bien considerando la situación en la que está. Siempre está de buen humor, incluso es muy optimista.
¿Hay fecha para la ejecución?
Hasta el momento no hay fecha para la ejecución, aunque sí la hubo en el pasado, junio de 2015; entonces pedimos un aplazamiento por el método de ejecución (la inyección letal).
Un método que ya no se utiliza y que ha sido sustituido por gas nitroso, ¿harán lo mismo, pedirán un aplazamiento?
Todavía no hemos presentado una objeción. Ha habido otros casos, no en nuestra oficina, en que sí lo han hecho.
¿Rocky está preocupado por el método de gas nitroso?
Creo que le preocupa la posibilidad de morirse; y la información que tenemos de la persona que murió el pasado mes de enero por este método, Kenneth Smith, asusta.
¿Qué se siente cuando se logra alargarle la vida un poco más a un condenado a muerte?
Hace 17 años que represento a Rocky, y lo siento como mi familia. Es verdaderamente un regalo cuando le podemos extender el tiempo para que lo pase con su familia: hijos, nietos, bisnietos…
¿Tiene esperanzas de que le concedan el indulto?
Todo el tiempo tengo esperanza de que se lo den.
¿A lo largo de su carrera ha logrado salvar a algún condenado en el corredor de la muerte?
En nuestra oficina hemos logrado salvar varios casos…
Cuando se invierte tanto esfuerzo, debe de ser muy duro no lograr su objetivo…
Desde que empecé con este trabajo, uno de mis clientes ha sido ejecutado. Es muy doloroso porque pasas mucho tiempo con estas personas, que son seres humanos. Se te rompe el corazón cada vez…
En Estados Unidos hay 27 estados que aplican todavía la pena de muerte y el año pasado aumentaron un 33% las ejecuciones (hubo 24 frente a las 18 de 2022). ¿Qué opina de que el supuesto país de la libertad, uno de los más avanzados del mundo siga aplicando esta pena?
Es increíblemente triste. Hay un fracaso en reconocer una rotura del sistema, y un fracaso en reconocer las fallas en la gente.. Estas son las razones por las que no deberíamos tener un sistema que permita la pena de muerte.
A la campaña de Amnistía Internacional pidiendo el indulto para Rocky Myers se han sumado además de las voces de sus abogadas, la de la familia -hijos, nietos-, que tildan la acusación contra Myers de» falsa»; algún miembro del jurado, que afirma «que no pudieron situarlo en la escena»; e incluso una nieta de la víctima: «Lo siento en el alma por él. Hoy he venido para intentar ayudarlo», afirma en un vídeo distribuido por la ONG.
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