ESPECIAL UNIVERSIDADES Y EMPLEO
La universidad española aprueba la reválida de la empleabilidad
Distintos informes confirman la relación entre trabajo estable y de calidad y la realización estudios superiores, aunque el fantasma de la sobrecualificación aún sigue vigente
El primer paso en la carrera de fondo del empleo en la era de la formación continua

Cursar estudios universitarios en España sigue siendo una buena garantía para alcanzar el éxito profesional. En los últimos diez años, los egresados han captado el 79% de todo el empleo joven creado desde 2013 y, además, el 91% de esa oferta se concentra en puestos de alta cualificación (directores, gerentes, técnicos, profesionales científicos, etc…). La premisa de que a medida que aumenta el nivel de estudios, disminuye el porcentaje de empleos a tiempo parcial, los contratos temporales y paro de larga duración sigue cumpliéndose en nuestro país, donde la estadística también revela un incremento en los ingresos obtenidos por el trabajo a medida que se avanza en la formación académica.
Las conclusiones pertenecen al informe de reciente publicación 'U-Ranking: La inserción laboral de los universitarios: 2013-2023: evolución, diferencias por estudios y brechas de género', elaborado por la Fundación BBVA y el Ivie. Este trabajo revela mejoras sustanciales en la empleabilidad de los jóvenes con este tipo de formación superior durante la última década en la que el mercado de trabajo ha experimentado una creación de empleo neto de 3,9 millones de puestos de trabajo, con un especial impulso al empleo en ocupaciones altamente cualificadas, cuyo volumen aumentó un 76% desde 2013. Por otro lado, el número de universitarios de entre 22 a 29 años creció un 27% durante ese periodo, lo que elevó la oferta de jóvenes que contaban con el perfil de cualificación necesario para esos puestos.
Este afortunado encuentro entre demanda y oferta ha permitido que el número de jóvenes universitarios haya aumentado casi un 58% en diez años, con la creación de 345.800 nuevos empleos. Se trata de una tasa de crecimiento que casi triplica la registrada en el empleo total de los jóvenes, que crece significativamente pero mucho menos (20,4%). Cinco sectores concentran el grueso de los empleos copados por los egresados universitarios (82% de los 315.000 empleos altamente cualificados creados entre 2013 y 2023): actividades profesionales, científicas y técnicas (23%); actividades sanitarias y servicios sociales (21%); información y comunicaciones (12%); industria manufacturera (11%); y la educación (9%).
Pero la titulación universitaria como moneda de cambio hacia la empleabilidad también tiene su cruz: los graduados españoles registran peores condiciones que sus homólogos europeos. Según constata el Informe CYD, los universitarios españoles registran la tasa de empleo más baja de la UE (83% frente al 87,4%) y la segunda tasa de paro más elevada (7,1% frente al 3,5%). Además, España tiene la tasa más alta de sobrecualificación de la Unión Europea. Montse Álvarez, del gabinete técnico de la Fundación CYD, afirma que «la estructura española no es capaz de generar los suficientes puestos de alta cualificación que se precisan para absorber a los graduados superiores que egresan del sistema educativo. Para equiparar el nivel de producción de graduados superiores en España y situarnos en el promedio europeo sería necesario aumentar al menos en 13 puntos la proporción de empleos de alta cualificación (al nivel de Francia)».
«Una buena puerta de este desajuste tiene su causa en un tejido productivo poco demandante de capital humano cualificado, con un país que apenas invierte en I+D+i el 1,4% del PIB (cuando el promedio de la UE27 es del 2,3%) y con una brecha de productividad sobre la UE15 que ronda el 30% –explica Joaquín Aldás, investigador del Ivie y codirector de U-Ranking–. Por lo tanto, una parte del desajuste viene de la empresa como menor demandante de trabajo cualificado. Pero también es cierto que, pese a las transformaciones del mapa de títulos de los últimos años, la respuesta de la universidad es muchas veces lenta ante demandas concretas, no tanto porque no identifiquen los títulos y los pongan en marcha, sino porque la demanda de los estudiantes ante esos títulos no es la que cabría esperar de títulos con mejor inserción y mejores salarios».
Y eso es precisamente lo que ha ocurrido en los últimos años. Concretamente, tal y como explica Aldás, desde el año 2010, y en el contexto de la llamada 'Revolución industrial 5.0', las universidades han creado más de 1.700 títulos nuevos y han extinguido más de 600. Casi 200 grados son titulaciones que aparecen por primera vez en el sistema universitario. «Esta transformación se ha centrado en el mundo de los datos (con grados como ciencia de datos, business intelligence & analytics, ingenierías matemáticas aplicadas al análisis de datos, ingeniería y sistema de datos), en la transformación digital (desarrollo y aplicaciones web y móviles, comunicación digital y marketing, arte digital, creación de videojuegos, entre otros) o en el campo de la ciberseguridad (ciberseguridad, ingeniería de la seguridad). Sin embargo, cuando más necesaria era la existencia de egresados de grados técnicos y científicos, la evolución de estudiantes de carreras STEM ha caído en más de 190.000 estudiantes desde el año 2000 y solo se ha estabilizado a partir del curso 2017-2018», afirma Aldás.

Distribución de la población ocupada
por nivel de estudios en España. 2010-2023
Miles de personas y porcentaje
Universitarios
Ciclos Formativos de Grado Superior (CFGS) y equivalentes
Ciclos Formativos de Grado Medio (CFGM) y equivalentes
Bachillerato
Estudios secundarios obligatorios
Hasta primarios
Total edades
26%
11%
2010
27%
11%
2011
28%
12%
2012
29%
13%
2013
30%
12%
2014
29%
13%
2015
30%
12%
2016
30%
13%
2017
30%
13%
2018
13%
31%
2019
32%
13%
2020
32%
14%
2021
32%
14%
2022
33%
14%
2023
15.000
25.000
0
10.000
20.000
5.000
Jóvenes (22-29 años)
0
13%
26%
2010
13%
27%
2011
14%
28%
2012
14%
28%
2013
28%
15%
2014
15%
30%
2015
14%
31%
2016
16%
32%
2017
15%
33%
2018
16%
33%
2019
17%
35%
2020
36%
18%
2021
35%
19%
2022
19%
37%
2023
1.000
2.000
2.500
500
1.500
3.000
3.500
Fuente:
Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades
(Indicadores de afiliación a la S.S. de los egresados universitarios)
ABC

Distribución de la población ocupada
por nivel de estudios en España. 2010-2023
Miles de personas y porcentaje
Universitarios
Bachillerato
Ciclos Formativos de Grado Superior (CFGS) y equivalentes
Estudios secundarios obligatorios
Ciclos Formativos de Grado Medio (CFGM) y equivalentes
Hasta primarios
Total edades
25.000
20.000
33%
32%
31%
32%
30%
26%
32%
30%
27%
30%
29%
28%
15.000
30%
29%
11%
14%
13%
14%
11%
13%
13%
14%
12%
13%
12%
13%
13%
12%
10.000
5.000
0
2010
2011
2012
2014
2019
2021
2013
2016
2017
2018
2022
2023
2015
2020
Jóvenes (22-29 años)
3.500
3.000
2.500
26%
27%
37%
2.000
35%
28%
13%
33%
33%
36%
32%
28%
28%
30%
31%
13%
35%
1.500
14%
14%
19%
16%
15%
19%
15%
15%
16%
14%
18%
17%
1.000
500
0
2020
2023
2018
2019
2012
2015
2016
2021
2010
2011
2022
2013
2014
2017
Fuente:
Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades
(Indicadores de afiliación a la S.S. de los egresados universitarios)
ABC

Resultados de inserción laboral
a los 4 años de egresar
por ramas de enseñanza y nivel de estudios
Situación en 2022 de la cohorte 2017-2018
Grado
Máster
100
79,1
70,3
67,5
67,1
65,9
80
54,0
60
Tasa de
afiliación
40
20
65,8
75,9
76,3
83,5
83,2
77,8
0
86,5
100
80,3
77,1
75,6
74,5
69,1
% de
afiliados
ajustados
al nivel de
estudios
80
60
40
20
52,7
49,2
63,8
71,7
85,2
61,9
0
35.018
40.000
33.108
33.067
32.832
29.432
35.000
26.374
30.000
Base media
de cotización
25.000
20.000
15.000
10.000
5.000
26.723
27.942
25.767
31.751
32.957
29.559
0
95,8
89,6
100
82,8
81,3
80,6
74,5
80
% de afiliados
con contrato
a tiempo
completo
60
40
20
62,0
76,7
85,1
94,9
78,9
79,9
0
83,1
100
80
60,6
58,6
56,7
50,7
47,6
%
de afiliados
con contrato
de duración
indefinida
60
40
20
57,3
65,5
62,2
83,5
39,8
62,4
0
20
15,7
15
8,8
7,4
3,2
6,3
6,1
10
% de
autónomos
2,7
5
9,6
6,0
6,9
11,8
7,5
0
Fuente:
Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades
(Indicadores de afiliación a la S.S. de los egresados universitarios)
ABC

Resultados de inserción laboral a los 4 años de egresar
por ramas de enseñanza y nivel de estudios
Situación en 2022 de la cohorte 2017-2018
Ciencias
Sociales y
Jurídicas
Artes y
Humanidades
Ingeniería y
Arquitectura
Ciencias de
la Salud
Todas
las ramas
Grado
Máster
Ciencias
100
79,1
70,3
67,5
65,9
67,1
80
54,0
60
Tasa de afiliación
40
20
65,8
75,9
76,3
83,5
83,2
77,8
0
86,5
100
80,3
77,1
75,6
74,5
69,1
% de afiliados
ajustados al nivel
de estudios
80
60
40
20
52,7
49,2
63,8
71,7
85,2
61,9
0
35.018
40.000
33.108
33.067
32.832
29.432
35.000
26.374
30.000
Base media
de cotización
25.000
20.000
15.000
10.000
5.000
26.723
27.942
25.767
31.751
32.957
29.559
0
95,8
89,6
100
82,8
81,3
80,6
74,5
80
% de afiliados
con contrato a
tiempo completo
60
40
20
62,0
76,7
85,1
94,9
78,9
79,9
0
83,1
100
80
60,6
58,6
56,7
50,7
47,6
% de afiliados
con contrato de
duración indefinida
60
40
20
57,3
65,5
62,2
83,5
39,8
62,4
0
20
15,7
15
8,8
7,4
3,2
6,3
6,1
10
% de autónomos
2,7
5
9,6
6,0
6,9
11,8
7,5
0
Ciencias
Sociales y
Jurídicas
Artes y
Humanidades
Ingeniería y
Arquitectura
Ciencias de
la Salud
Todas
las ramas
Ciencias
Fuente: Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades (Indicadores de afiliación a la S.S. de los egresados universitarios) / ABC
«Es fundamental trabajar en estrategias que fomenten el incremento de titulados en carreras STEM en España, que desempeñan un papel crucial en la innovación, el desarrollo tecnológico y el crecimiento económico –explica Montse Álvarez desde la Fundación CyD–. Para determinar la idoneidad del reparto de egresados por ámbitos y campos sería necesario revisar si la estructura productiva española, en global y por regiones, está en línea con esta proporción de titulados, y con los descensos/aumentos en la participación relativa de las diversas áreas de conocimiento».
Mientras se reajusta la demanda de las STEM por parte de los estudiantes, los investigadores responsables del informe U-Ranking subrayan la importancia de la formación continua y en el puesto de trabajo, a través de títulos propios o simplemente en formación a demanda articulada en nuevos formatos como las microcredenciales. «También es importante la ruptura de arquetipos sociales que hacen que la demanda de las STEM, especialmente las ingenierías, sea muy limitada por parte de las mujeres (el 27% de sus egresados son mujeres cuando ellas suponen el 60% del total de egresados del sistema). Son necesarias intervenciones decididas en los estudios secundarios y de bachillerato», explica Joaquín Aldás.
De cara al futuro, una de las principales líneas de trabajo para acercar más aún el ámbito laboral y el académico pasa por crear más mecanismos de interacción entre ambas esferas. «Hasta hace poco tiempo se contaba con muy pocos instrumentos para ello, básicamente las prácticas en empresa, pero desde hace unos años contamos con la formación dual también en los estudios universitarios, es decir, la realización del parte de grado inmerso en una empresa de manera coordinada –explica Aldás–. Avanzar en esta línea, que ya iniciaron hace algún tiempo en los estudios de doctorado con los doctorados industriales, es una forma de avanzar. Como también, el dar más pie a que los consejos sociales puedan aportar la visión del mundo empresarial en el diseño de los planes de estudios podría contribuir a mejorar significativamente la situación».
Desde el Vicerrectorado de Formación Permanente, Empleabilidad y Emprendimiento de la Universidad Complutense de Madrid explican que para facilitar este contacto permanente entre empresas y organizaciones trabajan en tres niveles. «El primer nivel se refiere a nuestros estudiantes y recién egresados, con los que trabajamos para facilitar su transición desde las aulas hasta mercado laboral, a través de diferentes acciones impulsadas desde nuestra Oficina de Prácticas y Empleo (OPE) y desde la Oficina Complutense de Emprendimiento (Compluemprende) –explica María Concepción García Gómez, vicerrectora de Formación Permanente, Empleabilidad y Emprendimiento de la UCM–. Son acciones como las prácticas externas, foros de empleo, visitas a empresas, networking, portal de empleo, emprendimiento… El segundo nivel se refiere a la formación de nuestro personal docente e investigador, para lo que se ha aprobado el Plan de Formación Integral del Profesorado, con cinco áreas formativas: docencia, investigación, gestión, impacto social y competencias transversales. En él se incluyen acciones estratégicas como cursos de IA generativa para la docencia o protección de contenidos online, entre los más de 35 cursos que se ofrecen cada año. Y, por último, el tercer nivel se refiere a las nuevas necesidades formativas de las empresas y las instituciones públicas, que precisan actualizar las competencias y habilidades de sus trabajadores (lo que se denomina en términos anglosajones, el 'reskilling' y el 'upskilling').
Adaptación
En este sentido, desde el Centro de Formación Permanente de la UCM se colabora con un gran número de empresas y organizaciones para el diseño e impartición de titulaciones adaptadas a las demandas concretas del mercado laboral. «El mercado de trabajo está necesitando ya nuevas competencias y habilidades en sus trabajadores y desde la Universidad tenemos que ser capaces de dar respuesta a estas nuevas demandas formativas, no solo para nuestros estudiantes, sino también para personas que tienen ya una trayectoria profesional. En este contexto, adquiere una especial relevancia la formación a lo largo de la vida, que se redefine y que debe vincularse a un cambio cultural en el que entendamos la formación en todos los ámbitos y para todas las edades, reforzando la colaboración Universidad-Empresa», afirma García Gómez.
Una visión que comparten también desde la universidad privada Camilo José Cela. «Nuestra misión como universidad es preparar a los mejores profesionales de cada ámbito de conocimiento, para que puedan desarrollarse en un entorno laboral de constantes retos y cambios, entre ellos el de la digitalización –explican desde el centro universitario–. Somos muy conscientes de ello y, desde hace ya tiempo, venimos trabajando e incorporando en la formación un conjunto de competencias transversales con un enfoque holístico (emprendimiento, liderazgo, compromiso social…) que enriquecen la formación de nuestros alumnos, independientemente del título que cursen. En esa línea, en los últimos meses hemos acelerado el proceso de integración de herramientas de inteligencia artificial en el currículo. Muchos de nuestros profesores ya trabajan con ellas y estamos trabajando para que todos los títulos las tengan implantadas en el próximo curso. De esta forma, preparamos a nuestros alumnos no solo para enfrentar, sino para liderar la transformación digital en sus respectivos campos profesionales».
Habilidades y valores
No obstante, en un mundo en el que ni siquiera las empresas pueden prever qué profesionales serán los más demandados dentro de cinco o diez años ¿es justo exigir a la universidad una capacidad de previsión o de anticipación en su formación que ni siquiera la empresa puede tener? «Yo creo que lo que se le debe exigir a la universidad es la formación de sus titulados no solo lo mejor posible en contenidos, como creo que están haciendo con calidad indudable, sino también en ciertos valores: capacidad de adaptación, espíritu crítico, flexibilidad, capacidad de pivotar en los planteamientos iniciales. Profesionales con alta capacitación técnica y con estos valores serán capaces de adaptarse a los requerimientos de esas 'nuevas titulaciones' sin tener que redefinirlas necesariamente. Si a esto se une la formación continua y en el puesto de trabajo, esa solución es mucho más sensata que la redefinición completa de los mapas de títulos cada poco tiempo», concluye Joaquín Aldás.
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