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Alternativas a la Feria del Corpus de Granada: una ruta por los pueblos más bonitos

El norte de la provincia está lleno de lugares interesantes y que además permiten escapar del calor; no todas las carreteras son buenas, pero la visita merece la pena

Un viaje a Castril, el rincón de Granada donde nace el agua

Viajando fuera del mapa: destinos alternativos para descubrir una Andalucía diferente

El Sendero de la Cerrada, en Castril, es una visita ineludible b.m.

Guillermo Ortega

Granada

El Corpus es la fiesta por antonomasia de Granada, el equivalente a las ferias de Sevilla o Jerez. Nadie quiere perdérselas. ¿Nadie? No, eso tampoco es así. Hay personas que prefieren huir del bullicio, que no gustan de aglomeraciones. Quedarse en casa esos días puede llegar a ser un suplicio para ellos. Pero que no se preocupen, que tienen alternativas.

Aunque la lista sería realmente larga -empezando por la Alpujarra, siguiendo por el Valle del Lecrín y terminando en la Costa Tropical, por poner sólo tres ejemplos- una tan buena como otra cualquiera es la que lleva al norte de la provincia. Que, además de dejar a la vista pueblos y parajes preciosos, tiene como aliciente el hecho de que casi todo está a más de mil metros de altitud, así que el calor no suele ser tan intenso. Sobre todo a primera hora de la mañana y por la noche.

Saliendo de la capital, se pone rumbo hacia Baza, que está a poco más de una hora y que tiene cosas bonitas que ver. Por ejemplo, la Iglesia Mayor de la Encarnación, que tiene rango de concatedral y no depende de la diócesis de Granada sino de Guadix.

También son dignas de visitar las ruínas iberorromanas de Basti -de ahí que el gentilicio de Baza sea bastetano-, que están en las afueras. No busquen la talla de la Dama de Baza porque está en el Museo Arqueológico de Madrid. Y se le debe echar un vistazo por fuera al Palacio de los Enríquez, hacerse una idea de lo bonito que fue y lamentarse de su actual deterioro.

A menos de una hora de camino de Baza hay otra parada recomendable. Puebla de Don Fadrique no sólo es una puerta de entrada a Andalucía sino que tiene monumentos dignos de visitar, como la iglesia de Santa María de la Quinta Angustia, muy bonita pese a tan lúgubre nombre. Desde allí, casi en la frontera con la Región de Murcia, hay una carretera de montaña que conduce a los Collados de la Sagra. Palabras mayores.

El pico de la Sagra, con 2.328 metros, es el más alto de la provincia después de los de Sierra Nevada abc

Está a espaldas de la Sierra de Cazorla, Segura y las Villas y lo preside el pico de la Sagra, que con sus 2.383 metros es la cumbre más alta de la provincia si se exceptúan los varios tresmiles de Sierra Nevada. Es un paraje tranquilo, silencioso y de una belleza extraordinaria, con cielos limpios en los que se puede contemplar, de noche, una enorme cantidad de estrellas. De ahí que haya un observatorio que es una delicia para los aficionados. Y justo al lado, un hotel donde hasta en verano se agradece la manta.

Siguiendo por una ruta montañosa se llega hasta Huéscar -que por otra parte se deja un lado en el camino de Puebla de Don Fadrique- y ahí el visitante se topa con otro pueblo tranquilo y con alicientes, no sólo allí sino en los alrededores. Hay que tener en cuenta que muy cerca están los yacimientos arqueológicos de Orce o Galera, donde se han encontrado algunos de los vestigios humanos más antiguos del continente europeo.

Las carreteras, hay que insistir en eso, no son perfectas. No sólo conviene sino que es un mandato recorrerlas sin prisas, disfrutarlas. De esa forma se hará más llevadero el trayecto entre Huéscar y Castril, último punto de la ruta y sin duda una de las joyas ocultas (o ya no tanto, la verdad) de la provincia.

Es un sitio donde el agua es la protagonista y del que sería delictivo marcharse sin hacer, al menos en parte, el conocido como Sendero de la Cerrada, sobre el río Castril, que en ocasiones puede rugir a base de bien. Hay vistas excelentes por donde quiera que se mire y todo fluye de manera muy relajada

De ahí a Granada hay más de dos horas de ruta. Al llegar es posible que el Corpus siga latiendo, en el centro y sobre todo en el recinto ferial de Almanjáyar. Puede que usted tenga un compromiso ineludible y, por más que lo intente, no pueda evitar ir un día a una caseta. Cuando esté en medio de la vorágine, piense en el viaje que acaba de hacer y todo se le hará más llevadero.

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