'Prima facie': el teatro es la vida misma
Como anillo al dedo le viene el monólogo 'Prima facie', de Suzie Miller, a la poderosa actriz Victoria Luengo, que nos dejó a todos fascinados con su trabajo en la serie 'Antidisturbios'
Vicky Luengo, alquimista de la escena

Suzie Miller es una dramaturga, libretista y guionista australiano-británica especialista en escribir sobre temas sociales, pues antes de estudiar dramaturgia e iniciarse en el teatro, trabajó como abogada de derechos humanos y defensora de los derechos de los niños. Miller ha explorado temas de injusticia a través de historias humanas complejas en su trabajo, tanto en obras de teatro como en guiones originales para películas y televisión. Su obra más conocida es Prima facie, estrenada en Australia en 2019 y en Londres en 2022, por la que ha recibido numerosos reconocimientos y galardones.
Prima Facie es una obra de teatro con la forma de monólogo dramático protagonizado por un único personaje, Tessa Ensler, una abogada brillante y competitiva, que narra su historia y comenta sus propias reflexiones. La trama gira en torno a su experiencia personal tras ser víctima de una violación por parte de un colega, lo que la lleva a cuestionar el sistema legal y su propia identidad como defensora de acusados de delitos sexuales. El personaje de Tessa, una mujer con éxito profesional y segura de sí misma, se transforma en alguien desorientado e inseguro tras un suceso traumático en su vida. El éxito social de una mujer desclasada se convierte en un espejismo ante la desnudez literal y metafórica en la que se encuentra. Una mujer que se ha hecho a sí misma y ha triunfado no puede vencer a una sociedad machista y clasista en la que siempre ganan los poderosos ¡y sus hijos! Hartos estamos de verlo fuera de los escenarios. El mundo femenino es el asidero al que se aferra Tessa: la necesidad de abrazar a su madre (a pesar de las diferencias que la separan de ella), de contar con sus fieles amigas y la simple mirada comprensiva y afectuosa de una mujer policía. Estos factores le dan la fuerza que necesita en un mundo de predominio y poder masculinos.
La obra destaca por su estructura dramática inteligente y su capacidad para cuestionar la naturalización de conductas abusivas en la sociedad. Es evidente que la cuestión palpitante y central de la obra es uno de temática tan actual como el del consentimiento en las relaciones sexuales; y junto a este, también aborda el abuso sexual y la experiencia de las mujeres en el sistema judicial, la violencia machista y los métodos de justicia tradicionales. Es tan actual, tan natural, tan verosímil, que, más que una crítica social, estamos ante la reflexión sobre las desigualdades y prejuicios arraigados en la sociedad y la justicia. El texto en sí es una superestructura que, como un espejo, refleja los desafíos contemporáneos que enfrentan las mujeres y a la vez el cuestionamiento del sistema legal que las juzga. El solo sí es sí con todas sus consecuencias es la reflexión que sirve y ayuda en la obra para explorar la complejidad de estos temas candentes y actualísimos a través de una narrativa personal y potente.
El director peruano Juan Carlos Fisher y Victoria Luengo en la interpretación logran exprimir la máxima teatralidad a un texto eminentemente narrativo y reflexivo, pero con juego que rompe la linealidad y ayuda a mantener una tensión dramática permanente y a captar la atención de los espectadores, a los que no se les da respiro. La compleja dirección sabe sacar esa teatralidad que viene dada tanto por la secuencia estructural de planos temporales de ida y vuelta y por el excelente trabajo para poner voz, cara y gestos a la expresión de las emociones y los estados de ánimo de la protagonista en todas las facetas vitales que le toca representar: persona con criterio, abogada, víctima, defensora, juzgada, pensamiento íntimo, relación social, machismo contextual, sororidad…
Y con todo ello Victoria Luengo construye un personaje de hondas raíces humanas, inteligentes y amplias razones, conmovedoras emociones y una vitalidad extraordinaria para mantener la dignidad frente a un contexto tradicional y legal que sigue manteniendo sus estructuras opresivas. Sostener el equilibrio de un monólogo dinámico, que no da tregua durante más de una hora y media, dice mucho del soberbio trabajo de interpretación de Victoria Luengo. Es ella con sus registros naturales, sin sofisticación alguna, la que nos ayuda a acompañar a la protagonista de la obra, Tessa Ensler, desde la mujer exitosa en el ejercicio de la abogacía hasta su descenso a los infiernos de la inseguridad, la duda y el autodesprecio tras el trauma vivido. No hay impostura en la interpretación, sino verismo. Y así continuará cuando da vida al personaje que, lejos de hundirse, sublima la experiencia negativa en un cuestionamiento absoluto de la legislación sobre asuntos sexuales. Unas leyes elaboradas por hombres, juzgadas por hombres y que bajo un punto de vista masculino se aplican a las mujeres. Es evidente, hay que cambiar las leyes y el criterio subjetivo y machista para interpretarlas. Pero la Luengo no solo da vida al personaje de Tessa, sino que ha de desdoblarse en diferentes roles: amigos, familiares, jueces, fiscales, vigilantes, policías… en una interpretación extenuante en la que la actriz se deja la piel en una montaña rusa de transmisión de emociones que llegan al espectador y lo conmueven.
La creativa escenografía de Lua Quiroga ha generado un estético y funcional espacio vacío que simula una habitación con numerosos armarios de los que van surgiendo objetos y también donde se guardan; una gran mesa y una silla. Con pocos elementos se consigue referenciar espacios bien diferentes. Muy importante en la obra es la iluminación creada por Ion Aníbal López, que potencia, da color y contextualiza la realidad que expresan los personajes; incluso hay momentos en los que parece que se interacciona con el público y se encienden las luces de la sala. Así mismo, la música y el espacio sonoro de Luis Miguel Cobo son muy adecuados, tanto cuando intentan perturbar y confundir al espectador, como cuando matizan acciones, emociones o cambios narrativos; siempre subrayan con acierto las diferentes situaciones. Hay varios momentos de sorpresa para el público que evitan que se distraiga: son llamadas de atención.
Prima facie es una obra necesaria que despierta la empatía del público, ¡y no solo del femenino!, por el tema que trata, pues no solo las mujeres, sino también los hombres están concernidos por tema del consentimiento en las relaciones interpersonales. ¡Ojalá! esta obra tan adecuada para jóvenes, a los que puede ayudar a reflexionar y prevenir errores que pueden llegar a ser irreparables, se programase con atención preferente a centros cultuales y educativos. El teatro no es solo divertimento, carcajada y pasatiempo, sino vehículo para educar deleitando.
Que el trabajo fue muy bueno quedó patente en el prolongado aplauso, con el que el público del teatro de Rojas puesto en pie agasajó la obra y, sobre todo, a la agotadora, desafiante y magnífica actriz Victoria Luengo.
Título: Prima facie. Autoras: Suzie Miller. Adaptación y dirección: Juan Carlos Fisher. Intérprete: Victoria Luengo. Escenografía y vestuario: Lua Quiroga Paul. Iluminación: Ion Aníbal López. Música y espacio sonoros: Luis Miguel Cobo. Videoescena: Emilio Valenzuela. Producción ejecutiva: Producciones Abu. Escenario: Teatro de Rojas.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete