
Sangre en su cara.
En sus manos.
En los ojos.
Sangre en el suelo.
Sangre ajena.
Todo ocurrió muy rápido.
Enseguida, los heridos al hospital
y él de regreso a su adolescencia.
Obediente.
Sin decir nada.
Sin mirar a nadie.
Pero entre los presentes
alguien supo quién era.
¡Es él! ¡Es él!
Sí, el que pasea solo,
de un lado para otro,
en los recreos.
Un adolescente apuñala a varias personas de su instituto. ¿Dónde?, ¿Cuándo? Para mí es irrelevante
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