Hazte premium Hazte premium

El Bloque embarra el inicio de la legislatura gallega con los contratos de la Xunta durante la pandemia

Los nacionalistas acusan a San Caetano de perjudicar al empresario que «no tiene una hermana, un cuñado o parentela sin escrúpulos y dentro de la Administración pública»

El PP acusa a la izquierda de intentar «meter [al gobierno regional] en el mismo saco que los Koldos, los Ábalos, los Illas y las Armengoles»

El Parlamento gallego, en imagen de archivo abc
Pablo Pazos

Pablo Pazos

SANTIAGO

Esta funcionalidad es sólo para registrados

La autoría del primer encontronazo de la incipiente XII legislatura gallega le corresponde al BNG. La excusa: los contratos de la Xunta durante la pandemia, el principal ariete (con permiso de la planta que proyecta Altri en Palas de Rei) de los nacionalistas desde el 18F. El grupo liderado por Ana Pontón defendió este martes, en el primer pleno del Parlamento de Galicia, una PNL que recoge su reiterada demanda de una «auditoría externa». Tumbada porque el PP votó en contra. El PSOE se abstuvo y Armando Ojea (Grupo Mixto) sumó su voto afirmativo a los 25 del BNG, para un total (insuficiente) de 26.

El Bloque pregonó que el empresario «honesto y leal» no puede acceder a contratos públicos «porque no tiene una hermana, un cuñado o parentela sin escrúpulos y dentro de la Administración pública»; habló de una «curiosa concentración» en empresas «próximas a altos cargos del PP»; y apuntó directamente a Alberto Núñez Feijóo. El PSOE pidió a Alfonso Rueda que «empiece a gobernar con mayúsculas». «Lo único que les interesa es meter a toda costa a la Xunta en el mismo saco que los Koldos, los Ábalos, los Illas y las Armengoles», rechazó el PP las «acusaciones vacías» e «injustificadas» de los frentistas.

Iago Tabarés fue el encargado de poner voz a la propuesta del Bloque, con un discurso trufado de cifras, que reivindicó que no tenían «I+D+i» nacionalista, sino que bebía directa y únicamente del Consello de Contas. El mismo que consideran que no fiscalizó lo suficiente las contrataciones durante el Covid. Pandemia que no otorgó a la Xunta «licencia» para «arbitrariedad, prevaricación ni mala gestión», cargó. Para que los «pillos», citó a Feijóo -extrañamente presente en el debate en el Pazo do Hórreo, pese a llevar dos años en Madrid-, hicieran «negocio de una situación catastrófica».

Según el diputado frentista, se dio un «cúmulo de irregularidades», que tuvo como consecuencia que en 2020, 11 empresas concentraran el 40% de adjudicaciones, y en el 21, cuatro absorbieron el 66%. Y aquí nombró a «la hermana de la pareja de Feijóo» y «la pareja» de Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid. Todavía sacó a relucir Tabarés al expresidente de la Xunta cuando apostilló que tiene «pendiente» justificar ante la Cámara un incremento patrimonial de 800.000 euros, «curiosamente entre 2020 y 22». Rueda salió mejor parado: el Bloque le afea no hablar de lucha contra la corrupción o transparencia en su discurso del debate de investidura, lo que ven «una declaración de principios palmaria».

La principal aportación del PSOE, vía enmienda -no aceptada-, fue pedir que la auditoría no sea externa, sino a cargo del Consello de Contas. La contratación, aseguró Patricia Iglesias, adoleció de «transparencia», estuvo «llena de opacidad», «fallaron los controles», demanda «responsabilidad política». «Urge que el gobierno gallego empiece de una vez por todas a regular los conflictos de intereses e integridad pública, tenemos una normativa laxa». Aunque dejó para el final su mejor perla: «¿Quieren situarse del lado del gobierno balear del PP con Vox, cuya primera medida fue liquidar la oficina anticorrupción?».

A Armando Ojea (DO) le parecieron bien tanto la propuesta del BNG como la del PSOE, no por un ánimo «morboso», quiso matizar; sino para «conocer posibles fraudes». «Digo como posibilidad teórica», intentó salir del embrollo. También dejó caer que duda de la «independencia» de auditoras externas: «Conocemos escándalos sonados».

«Difama que algo queda»

«Formulan una iniciativa al estilo 'difama que algo queda'», rebatió Roberto Rodríguez, por el Grupo Popular, la PNL del Bloque. Lo que hicieron este martes en la Cámara gallega, acusó, fue «única y exclusivamente cumplir con su papel de tonto útil -en términos estrictamente políticos- de Pedro Sánchez». El diputado coruñés imputó al nacionalismo mala memoria y falta de coherencia. A lo primero atribuyó, en un ejercicio de 'pisuerguismo', su concurrencia en las europeas con Bildu, que en pleno 2024 «tiene problemas para decir que ETA fue una banda terrorista». De la misma manera, «pretenden olvidar que hubo una pandemia mundial», con una «gestión» de la Xunta que calificó de «ejemplar».

Rodríguez comparó la transparencia de la Xunta con la que denunció que no practican ni el PSOE en el Concello de La Coruña ni el BNG en el de Santiago. El diputado conservador fue especialmente contundente con el secretario de organización del PSdeG y número dos de la alcaldesa Inés Rey, José Manuel Lage Tuñas -aparca en zonas reservadas a personas con movilidad reducida, acumula sentencias por contratar a afines en puestos clave, no hace constar el valor de sus bienes en su declaración patrimonial, hace obras sin licencia, imputó-, y emplazó al en ese momento ausente José Ramón Gómez Besteiro a tomar medidas «a partir del lunes», una vez ratificado secretario general. En el caso de Goretti Sanmartín, afeó que culpen al Consello de Contas para no rendir cuentas.

«No están comprometidos con la corrupción», criticó el diputado coruñés. «Superen el duelo político que padecen desde el 18F», reclamó a la bancada nacionalista, a la que apeló a que, «cuanto antes, superen la fase de negación» y alcancen la de «aceptación», ahorrándose la fase de ira «a ser posible».

El PSOE le puso en bandeja el resto de la intervención a Rodríguez. «Les reconozco la valentía», dijo con retranca, por traer a colación los conflictos de intereses «con la que está cayendo en Madrid». Véase el caso Koldo y las informaciones sobre el supuesto rol de la mujer de Pedro Sánchez. Ídem con la mención a Baleares, poco afortunada. La agencia anticorrupción, replicó el diputado popular, «muy bien no debía estar funcionando»; de lo contrario, Francina Armengol, expresidenta autonómica y actual del Congreso «no estaría metida en el embrollo en el que está», señalada por contratos con imputados en el caso Koldo.

El Consello de Contas «ya habló», pero «no les gusta lo que dijo y quieren otra auditoría» con otros «resultados», confrontó el diputado del PP con Iglesias. A la que recordó, de paso, que pide el «VAR» -por el método de revisión de jugadas de la liga de fútbol- cuando es letrada de Contas, para más inri. «Le voy a dar la verdadera auditoría de resultados: Galicia fue la comunidad autónoma con mayor porcentaje de supervivencia en la pandemia, esa es la verdadera auditoría de resultados», remachó.

Más allá del 'pim pam pum' de rigor, el momento desagradable (y prescindible) se vivió después de que Rodríguez pidiera un «reconocimiento» para Julio García Comesaña, exconselleiro de Sanidade, que gestionó buena parte de la pandemia, y que este martes se ha estrenado como viceportavoz del Grupo Popular. Tabarés, en el cierre, exhibió falta de elegancia al señalar que «ya no está en la Xunta», e ironizar con que «debe de ser un premio» a su labor.

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación