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La venta de merchandising en Instagram acaba con el 'reino' de los Latin Kings en Cataluña

La Guardia Civil detiene a 32 integrantes de la banda, dos de ellos menores, que habían planificado un ajuste de cuentas contra un integrante de una mara

Los códigos de sumisión de los Latin Kings, la banda que quería rearmarse desde prisión

Material incautado a los detenidos. Entre ellos, la camiseta a la venta, detectada en el perfil de Instagram con el que arrancó la investigación para desarticular el 'reino' de los Latin King en Cataluña ABC
Elena Burés

Elena Burés

Barcelona

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«La noticia es que no ha habido noticia». Así ha resumido el general Pedro Pizarro la operación Kamaleones, por la que la Guardia Civil ha desarticulado el 'reino' de los Latin Kings Cataluña. También los denominados 'capítulos', sus grupúsculos regionales, asentados en las provincias de Tarragona y Barcelona. La investigación, que se ha alargado durante casi 20 meses, arrancó después de que los Servicios de Información detectasen una foto sospechosa en redes sociales. En la imagen aparecía un individuo con una camiseta de la banda latina. Los colores, amarillo y negro -vida y muerte-; y los gestos -el puño en el pecho; saludo habitual- hicieron saltar las alarmas. Podía tratarse de una gamberrada, de una llamada de atención, o de un individuo sin vinculación alguna con la organización, pero había que tirar del hilo. Las pesquisas han permitido detener a 32 de sus integrantes, dos de ellos menores, que ya habían planificado un ajuste de cuentas con un banda rival, una mara, tras una reyerta en Hospitalet, en la que uno de los 'latins' resultó herido. Por eso el jefe del Instituto Armado en la comunidad ha apuntado este lunes que su intervención ha evitado la agresión o muerte por el enfrentamiento programado: «Que no estemos llorando la pérdida de una vida».

Todo comenzó con la foto de un perfil de Instagram, y una camiseta con el logo 'Mafia 360', que levantó las sospechas de los investigadores. En el mismo perfil de la red social se vendía 'merchandising', pero también aparecían fotos grupales, también armas y lo que parecían papelinas con droga. Alguna de las imágenes iban acompañadas con la ubicación: Reus (Tarragona) y con siglas que emplean los Latin Kings -ALKQN, ALKN, LKN, de 'Almighty Latin King and Queen Nation'-.

Investigar a este primer grupo tras el perfil llevó a los investigadores a descubrir que tenían numerosos antecedentes. La mayoría, por estafas y lesiones. Pero se trataba de un sólo 'capítulo' de los tentáculos de la banda en Cataluña, comunidad constituida como 'Reino Hispano' de la organización, que contaba con dos supremas o líderes: un hombre y una mujer. El primero, ecuatoriano, asentado en Hospitalet. La segunda, apodada 'Star', en Rubí. Eran los encargados de supervisar las actividades de sus subordinados, los que integran laapos cinco agrupaciones distribuidas por el territorio, que luego mutaron a cuatro. La Costa (Reus y Cubelles); Rubí, Sagrada Familia (Hospitalet y Barcelona) y Granollers. Y es que como ha detallado el teniente Miguel, jefe de las pesquisas, «están constantemente mutando, lo que dificulta« la investigación.

Menudeo y estafas

Los integrantes del denominado 'Reino Hispano' se dedicaban bien al menudeo con cocaína, cocaína rosa, MDMA, hachís y marihuana. O bien a una modalidad de estafas por la que contactaban con posibles víctimas a las que trasladaban que se había efectuado una transferencia errónea en su cuenta, y les solicitaban un bizum -pago a través del móvil- con el concepto 'anular'.

Entre las reyertas que la Guardia Civil ha podido atribuirles, una a finales de febrero en Hospitalet. Los Latin Kings se enfrentaron con integrantes de una mara, y uno de ellos resultó herido por arma blanca. Fue esa pelea la que llevó a la banda latina a planear una venganza. «Planificaron el ajuste de cuentas. Se dividieron los coches, los medios. Hablaron de lo que emplearían, de lo que querían hacer«, ha detallado el teniente. El encuentro no llegó a producirse por orden de sus superiores. Los investigadores desconocen el motivo.

Y es que los capítulos gozan de cierta autonomía, excepto cuando se trata de «acciones más peligrosas», cuando el reino «se coordina». De ahí la tensión de tantos meses de pesquisas, realizando seguimientos y vigilancias, ante el temor de tener que explotar la operación antes de tiempo para evitar un enfrentamiento. No llegó a suceder. «Ha sido complejo, con una constante incertidumbre en todas las fases, por si había alguna situación que pusiese en riesgo la vida de alguien», ha apuntado el comandante Alfonso Casajús, jefe de la Guardia Civil en Tarragona.

Captaban a sus integrantes, aprovechándose, en muchas ocasiones, de personas jóvenes, solas, no integradas, o en situación económica precaria. Del compañerismo inicial, y la promesa de hermandad, pasaban a las coacciones. «Se acaban creyendo que son todo para ellos y acatan el código de conducta». Abandonar el grupo se castiga.

Integraban una estructura jerarquizada, con distribución de tareas y un estricto código interno

Estaban perfectamente estructurados, bajo los cánones de los Lating King. Tras los dos supremas, cada capítulo contaba con sus cinco coronas. Primero su líder, el inca, con su mano derecha, el cacique, y otros roles, como el jefe de guerra; encargado de los ajustes de cuentas. El maestro, que explica el código interno de cada organización; y el tesorero. Los investigadores también han acredito la existencia de una caja común. «Si eres latin king estás obligado a pagar una cuota. Normalmente, semanal«, ha precisado el teniente.

Es decir, integraban una estructura jerarquizada, con distribución de tareas y un estricto código interno. «Si infringían las normas, había castigos económicos y físicos», ha constatado el comandante. Entre estos, golpes en rondas, primero de unos cuantos segundos. De hecho, uno de sus integrantes, con problemas de salud mental, pidió autorización de los supremas para distanciarse. Pero solo durante seis meses. En caso de no volver, sería castigado. Lo hizo, coaccionado y por miedo.

Los detenidos están acusados, no solo de pertenencia a organización criminal, sino también de lesiones, amenazas, coacciones, tráfico de drogas y estafas. El titular del Juzgado de Instrucción 3 de Reus (Tarragona) decretó su libertad con cautelares, mientras que los dos menores han ingresado ya en un centro.

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