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El 15,8% de las personas con discapacidad se sienten «aislados» socialmente

El Institut Guttmann presenta el primer informe sobre la «cascada de barreras» a la que se enfrentan las personas vulnerables

Un conductor de autobús prohíbe el acceso a dos discapacitadas indicando que él también sufre discriminación «por ser hombre»

Locales comerciales reconvertidos en vivienda para discapacitados José Ramón Ladra

C.Verastegui

Barcelona

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Una barrera arquitectónica no es un problema para salir a reuniones con amistades pero para las personas con discapacidad puede generar aislamiento social. Así lo afirman el 15,8% de las personas con discapacidad que reconocen experimentar una gran soledad y el 17,3% que perciben que «las personas están cerca pero no realmente con ellas». Esta realidad queda al descubierto en el informe elaborado por el Institut Guttmann, basado en datos recopilados desde el 2020, en un estudio que ha contado con la participación voluntaria de más de 2.000 personas con discapacidad residentes en España y Andorra.

El trabajo en este sentido constata «la falta de capacidad de decisión sobre el tiempo libre» que sufren estas personas, afectadas por una barreras físicas o arquitectónicas que impactan de manera significativa en su vida social. Menos del 46.9% no tiene la opción de elegir cómo pasar el tiempo libre.

Estos datos se recogen en el llamado proyecto Participa, elaborado por el Institut Guttmann, en una investigación social orientada a conocer y entender cómo se puede promocionar y mejorar la participación en la sociedad de las personas con discapacidad. El proyecto cuenta con la colaboración de las entidades que participan en el Consejo Social y de Participación del citado instituto.

En contra de lo que reclama el Comité sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, bajo el paraguas de las Naciones Unidas, y que subraya la importancia de brindar mayores oportunidades a las personas discapacitadas, los datos del estudio Participa demuestran que la integración es una meta todavía lejana y que las «barreras arquitectónicas» siguen siendo un problema importante.

Barreras arquitectónicas

Y es que estas «barreras arquitectónicas» se consideran el principal obstáculo que dificulta la independencia de las personas para acceder, moverse o llegar a espacios y servicios comunitarios. Así, el estudio señala que el 71,7% de los encuestados manifiestan dificultades de acceso al espacio publico y el 64% se encuentran con barreras en el transporte de corta distancia al no estar adaptados.

El estudio Participa recogió las dificultades del día a día de las personas con discapacidad para desplazarse de un lugar a otro, a veces no por un problema de falta de transporte adaptado sino por el incivismo del resto de pasajeros. «Cuando fui al sitio reservado, vi que estaba lleno de maletas y tuve que colocarme en la zona del pasillo», relata Alina Ribes, en un testimonio en el estudio.

Crisis laboral

Además de los problemas más básicos de accesibilidad, el estudio constata los obstáculos de los discapacitados para obtener un trabajo a tiempo completo: solo uno de cada tres lo tiene pese a que el 70% aseguran tener habilidades para ello. Asimismo, los voluntarios de la investigación alzan la voz exigiendo que el mercado laboral sea accesible e inclusivo, «permitiendo una oportunidad» para todos, añade Blanca Cegarra, socióloga e investigadora del proyecto.

Hoy en día, la inclusión laboral de las personas discapacitadas se enfrenta una ola de prejuicios y estereotipos, como pueden ser la baja productividad, el absentismo laboral o la dificultad de adaptar el entorno a las necesidades de las personas. A menudo, las personas con discapacidad tienen que enfrentarse a múltiples obstáculos en lo que se refiere a la inserción laboral, lo que acaba repercutiendo en peores trabajos y un menor poder adquisitivo. 

Además de las dificultades para acceder al mercado laboral, el estudio demuestra que las personas con discapacidad afrontan otro reto, el «agravio económico» que comportan los gastos añadidos por su condición, como es la rehabilitación u otras terapias o las obras necesarias para adaptar los domicilios, sin contar que el 48.5% de discapacitados señalan que se financian el servicio de apoyo personal por su propia cuenta. Según un estudio del Ayuntamiento de Barcelona, el sobrecoste de vivir en la capital catalana de las personas con discapacidad es de 27.398 euros anuales.

Por último, el estudio manifiesta que llevar una vida independiente y de calidad con acceso a las mismas oportunidades solo se logrará cuando la sociedad logré brindar los mismos derechos a todos, sin barreras, ni arquitectónicas ni emocionales.

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