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TRIBUNALES

El crimen atroz de la primera prisión permanente revisable en Las Palmas a una persona con discapacidad: «Ayúdame, dile que no me pegue»

La primera condena de prisión permanente revisable en la provincia de Las Palmas está detrás de un asesinato sin piedad a una persona con discapacidad

En libertad provisional el presunto autor de la paliza que mató a un vecino con discapacidad intelectual de Mogán (Gran Canaria)

Calle de la vivienda donde ocurrieron los hechos en Zárate, en Gran Canaria ARCHIVO

Laura Bautista

Las Palmas de Gran Canaria

La Audiencia de Las Palmas ha emitido la primera condena a prisión permanente revisable de su historia, resultado de un crimen atroz cometido en la capital grancanaria. El condenado es Jefrey B.S., que actuó en complicidad con su pareja Ylenia R.S. para secuestrar y matar a golpes a un vecino con discapacidad intelectual para robarle la pensión.

Los hechos ocurrieron el 22 de septiembre de 2021 y se le impone la pena máxima prevista por el Código Penal español y la primera de este tipo en la provincia de Las Palmas. Por su parte, a su pareja Ylenia R.S., se le ha impuesto 21 años de prisión por los delitos de homicidio en comisión por omisión y detención ilegal.

La víctima es Antonio O.G., de 60 años, conocido por 'Nono', quien residía en el barrio de Pedro Hidalgo. A causa de su discapacidad psíquica se encontraba en unas circunstancias de enorme vulnerabilidad, que a pesar de que era una situación conocida por la familia ninguno de ellos se preocupó en instar su incapacitación a fin de que alguna institución velara por sus intereses, y tampoco mantenían con él algún tipo de contacto más o menos estable y continuado, de acuerdo al auto.

Jefrey e Ylenia han sido declarados culpables de asesinar a 'Nono', a quien secuestraron y retuvieron contra su voluntad durante más de una semana en el piso que compartía la pareja en el barrio de Zárate. No fue solo eso, la pareja sometió a la víctima a continuos malos tratos, con el objetivo de robarle el dinero de su pensión.

Lo planearon todo y esperaron el momento perfecto para secuestrar a la víctima, a quien obligaron a subir a su coche y lo llevaron a la vivienda. De acuerdo al auto, esta se encontraba en un estado insalubre, con «gran suciedad, desorden y sin agua corriente», y lo retuvieron en una habitación que contenía únicamente un somier y un colchón.

Durante el tiempo que duró el cautiverio de Nono, le llevaron a casa de un taxista conocido de la víctima para recuperar su cartilla y poder sacar el dinero que iba a cobrar ese mes.

Le ataron los tobillos y las muñecas y también al somier cuando tenían que irse del piso, y solo lo liberaban para obligarle a limpiar los excrementos del perro que tenía en un patio interior de la vivienda. El acusado no se conformó con eso, también le dio fuertes golpes en la cara y en el cuerpo, a veces delante de su pareja y, en todo caso, con su consentimiento.

El somtimiento, la enfermedad mental que sufría y el terror prifundo que le generaron dejaron a 'Nono' totalmente indefenso y sin capacidad de defensa, por lo que de acuerdo a la información que facilita el Tribunal Superior de Justicia de Canarias (TSJC) no opuso resistencia. La pareja, también acusada, no hizo nada para evitar la situación, pese a las súplicas de la víctima, quien le decía «ayúdame» y «dile que no me pegue», señala el TSJC.

Golpeado, abandonado y agonizando

Fue el 22 de septiembre cuando el acusado atacó a Nono sin piedad. Estaba sentado en la cama, y delante de su pareja y aprovechando que estaba atado, impulsó su cabeza «con una fuerza brutal» contra la pared para luego darle patadas en la cara y el resto de cuerpo. Tras ser fuertemente golpeado, le arrastró hasta otra habitación dejándole tirado en el suelo, semidesnudo y agonizando, hasta que falleció.

Su pareja, que presenció los hechos, no hizo nada por remediarlo, por lo que la víctima finalmente falleció en la mañana del día 23 de septiembre. Aunque pensaron en tirar el cuerpo al mar, finalmente a las 22:51 horas de esa noche avisaron al servicio de emergencias y dijeron que se lo habían encontrado muerto.

El abogado de Jefrey B.S. alegó que su cliente tenía parcialmente afectada su capacidad de entender por el consumo habitual de drogas y por padecer alguna enfermedad mental, también por haber pasado más tiempo de su vida en la cárcel que en libertad, 23 de sus 42 años. Estos atenuantes no han sido tenidos en cuenta ante la gravedad de los hechos.

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