Aulas desbordadas, «obsesión» por el catalán, y docentes mal pagados, el lastre de la educación catalana
Entidades, políticos, y padres piden recuperar la sexta hora de clase que perdió la pública y mantiene la concertada para optimizar los resultados
«La obsesión del Govern por el catalán ha hecho que no se prioricen otras inversiones importantes», denuncia Carlos Silva, presidente de Docentes Libres
«Las ratios en Madrid son también altas pero hay una buena gestión de la diversidad en las aulas», señalan los expertos
Nueve de cada diez aulas de acogida en Cataluña tienen como objetivo «que los migrantes dominen solo el catalán»

¿Qué le ocurre a la educación catalana?, ¿por qué registra los peores resultados en todos los análisis europeos?, ¿qué condiciones intrínsecas la distancian del resto de comunidades autónomas en las evaluaciones internacionales? Diversas fuentes del sector educativo consultadas por ABC coinciden en que la causa de sus males no es única y que son varios los factores que confluyen generando «una tormenta perfecta» con consecuencias «preocupantes» para el alumnado.
El grupo de expertos designado por la Generalitat para cocinar la receta que permita a Cataluña recuperar la buena salud educativa tras el descalabro de PISA apunta en dos direcciones: más profesorado y mejor atención al alumnado con necesidades educativas.
Sindicatos, padres y formaciones políticas añaden, además, otros aspectos que deberían optimizarse para reconducir la situación: reducir las ratios; recuperar la sexta hora de enseñanza que la escuela pública tenía desde 2006 y perdió en 2011 como medida compensatoria para los docentes tras los drásticos recortes y que se mantiene sin embargo en los centros concertados; aumentar las plantillas de profesores que atienden a los alumnos con necesidades educativas especiales; mejorar los sistemas de atención al estudiante recién llegado, e igualar los salarios y las condiciones laborales de los docentes catalanes a los de otras comunidades autónomas.
Asociaciones de profesores consultadas por este diario apuntan, además, «otro factor de peso» que ha empujado en estos últimos años a la educación catalana hacia el precipicio: «la obsesión del Govern por relanzar el catalán dentro y fuera de las aulas», lo que ha hecho, según denuncia Carlos Silva, presidente de la asociación Docentes Libres, que «no se priorizaran durante cursos cuestiones importantes que impactan directamente en los resultados educativos». «El problema educativo en Cataluña es un problema de extrema complejidad en el que inciden múltiples factores. El propio sistema educativo catalán es un sistema de baja calidad, de tipo asistencial, que prioriza los principios ideológicos y los discursos políticos y renuncia a los principios de excelencia, de conocimiento y de mejora para volcarse en exclusiva en la atención de todo tipo de singularidades, carencias y patologías», denuncia Silva. «El Govern de la Generalitat prefiere aulas vacías a profesores castellanoparlantes. Es sólo un ejemplo más de la falta de política educativa y la priorización de la ideología frente al sentido común», añade el docente.
Según datos del Ministerio de Educación, Cataluña es una de las comunidades autónomas con las ratios más elevadas en la etapa de Educación Primaria (22,3 alumnos por aula), solo superada por Melilla (25,1), Madrid (23,2), y Ceuta (22,6).
En una cosa coinciden la mayoría de los expertos y es que Cataluña no ha resuelto bien la integración de los estudiantes inmigrantes (muchos de ellos de origen magrebí) lo que ha disparado su nivel de segregación de este alumnado a tenor de los últimos estudios presentados (Save the Children y EsadeEcPol). Madrid tampoco sale bien parada en este ámbito aunque no tiene un alumnado de tan difícil integración (muchos proceden de Latinoamérica y no tienen la dificultad del idioma).
A juicio de Alonso Gutiérrez, secretario de Políticas Educativas de la Federación de Enseñanza de CC.OO., el problema de base de Cataluña es la falta de docentes. «Cataluña tiene un problema de déficit de profesorado y eso impacta sin duda en los resultados», señala en declaraciones a ABC. Añade otras causas que pueden, a su entender, contribuir a ese efecto diferencial de Cataluña con respecto al grueso de las comunidades autónomas. «Cataluña es la comunidad que se está recuperando más lentamente de la crisis de 2010, tanto a nivel de sueldos docentes como de condiciones laborales», señala Guitérrez. En este sentido, recuerda que los maestros catalanes son de los peor pagados de España. «Sin duda son a los que más falta hace mejorar las condiciones», asegura el responsable de Políticas Educativas del sindicato.
Según datos facilitados por CC. OO., un profesor de Cantabria sin antigüedad cobra 2.509,77 euros, frente a los 2.329,82 que recibe un docente catalán en las mismas condiciones. La diferencia aumenta cuando se compara un profesor que acumula dos trienios y un sexenio (2.691,75 euros frente a 2.531,33 euros), casi 161 euros de diferencia. «En Cataluña, el primer 'estadio'', que sería el equiparable al primer sexenio en Cantabria, se cobra con nueve años de antigüedad, no con seis como en Cantabria. Una maestra o maestro en Cataluña con nueve años de servicio, cobra 160,42 euros al mes menos que una maestra o maestro de Cantabria con seis años de servicio y solo 21,56 euros más que una maestra o maestro sin antigüedad en Cantabria« arguye Gutiérrez.
«Falta de equidad en el sistema»
La falta de equidad en el sistema es, según indica a ABC, otro de los males que lastra los resultados educativos catalanes. «Las diferencias que evidencia PISA entre la escuela pública y concertada se explican en gran parte por el desigual reparto de los alumnos con necesidades educativas especiales, que desde hace años se concentran en la primera red», precisa el sindicalista.
Para el sindicato CSIF los factores que han llevado a la debacle de PISA en Cataluña son tres: «la falta de una política educativa firme para toda la comunidad educativa, la falta de inversión ajustada a la subida del IPC, y a la situación económica actual, y la falta de apoyo necesario al profesorado, que se ve cada vez más desgastado emocionalmente por por el poco soporte social que recibe». «Si a esto le sumamos que los docentes catalanes somos los que no cobramos el primer sexenio a los seis años, sino a los nueve y los que estamos en muchos casos a expensas de los equipos directivos gracias al famoso Decreto de Plantillas, el desánimo aumenta curso a curso», señala en declaraciones a ABC Fran Rivera Moreno, coordinador de Educación de CSIF Cataluña.
Recuperar la sexta hora
Otro factor que podría contribuir a mejorar la educación de Cataluña sería, a juicio de algunas entidades, partidos y asociaciones, recuperar la sexta hora lectiva que tenían los alumnos de la escuela pública desde 2006 y que se eliminó en 2011 pero se mantuvo en la concertada.
Entidades como la Fundación del Círculo de Economía, partidos como el PSC y las asociaciones de padres (Affac) defienden su recuperación; algunos para equiparar la escuela pública con la concertada, que se nutre también de fondos públicos y aún la mantiene; otros, porque entienden que tenerla de nuevo ayudaría a mejorar los resultados. Lo sustentan en que, según el último estudio PISA, la puntuación de la escuela concertada, que mantiene ese refuerzo lectivo, fueron sensiblemente mejores que los de la pública.
Esther Niubó, diputada del PSC, defiende en declaraciones a ABC la importancia de que los centros públicos recobren esa hora de más para «reducir desigualdades entre todas las escuelas que se financian con fondos públicos». «No entramos en si esa hora adicional va a contribuir a mejorar los resultados, eso deben decirlo los expertos; pero sí creemos que no puede ser que la concertada la tenga y la pública no, porque ambas reciben dinero público», mantiene la diputada y reclama un pacto para equiparar las condiciones de escolarización entre la dos redes.
En igual sentido se pronuncia la directora de las Asociaciones Federadas de Madres y padres de Alumnos (Affac), Lidón Gasull. «Si hay centros financiados con fondos públicos que imparten la sexta hora y otros que no se crean diferencias», mantiene Gasull, quien defiende la «equivalencia entre centros». Al igual que el PSC prefiere que sean los expertos quienes decidan sí hacer esa hora de más ayudaría a revertir los malos resultados.
La Fundación Círculo de Economía, entidad que defiende con vehemencia la recuperación de esta hora, tiene claro que sí. Esta hora complementaria equivale ganar, tras los seis años de la etapa de primaria, un curso entero más. «Las últimas evaluaciones demuestran que no se está yendo por el buen camino», le dijo Pedro Fontana, presidente de la Fundación a la consejera de Educación Anna Simó en la pasada edición de los premios Enseñanza de la Fundación, celebrados en noviembre de 2023.
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La consejera, sin embargo, no parece por la labor y la vuelta al escenario de 2011 se augura hoy por hoy inviable. A la titular de la consejería de Educación catalana no le quedará, sin embargo, más remedio que «tomar nota» de las recomendaciones de los 15 expertos nombrados para reconducir la situación. Todas las claves apuntan hacia cambios necesarios en la atención a la diversidad en las aulas. Eso se traduce en: más profesores y más recursos.
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