Atletismo
Azar, viento, genética y talento, ¿qué hay detrás del récord mundial de lanzamiento de disco?
El lituano Mykolas Alekna ha batido la plusmarca más antigua del atletismo masculino
Cae el récord más antiguo del atletismo masculino

Lo primero que hizo Mykolas Alekna (21 años) tras superar el récord del mundo de lanzamiento de disco fue escribir un mensaje a su padre, Virgilijus. Algo lógico, pues de no ser por él, de su influencia como doble campeón olímpico en Sydney 2000 y Atenas 2004, probablemente no se hubiera dedicado a esa disciplina. No quiso llamarlo por la diferencia horaria -en Lituania era más de medianoche-, pero sí estaba ansioso porque su progenitor conociera cuanto antes la noticia. La respuesta fue inmediata: «Buen trabajo».
«Es todo lo que dijo. Una persona de pocas palabras, como yo...», explicó el nuevo plusmarquista mundial, comprensivo con el carácter austero de su padre, que se mantuvo impertérrito pese a que su vástago acababa de borrar el registro más antiguo que permanecía en el libro de récords del atletismo masculino. Nada menos que 38 años ha resistido la marca que en su día hizo el alemán Jurgen Schult en Neubrandenburg: 74,08 metros. Alekna, el hijo, se fue hasta 74,35.
🚨🚨🚨74.41m- MYKOLAS ALEKNA DOES IT🚨🚨🚨
— Beau Throws (@beau_throws) April 14, 2024
The oldest men's WR (Jürgen Schult-74.08m-'86) on the books is no more. We have a new discus king👑 pic.twitter.com/Qkr69ClkPQ
Para que el récord fuera posible tuvieron que confluir todos los elementos necesarios. En primer lugar, el estado de forma del chico, vigorizado después de una larga temporada invernal, plagada de entrenamientos de carga pensando en lo que se avecina. Después, escrito está, los genes. Virgilijus Alekna no es solo doble campeón olímpico y mundial. También era, hasta ayer, el discóbolo que más cerca se había quedado del registro de Schult tras lanzar 73,88 metros en agosto de 2000. Su hijo le baja ahora al tercer escalón del podio histórico.
El último factor clave hay que buscarlo en el lugar en el que se produjo el récord: una espaciosa pradera llamada Millican Field que es sede del Ramona Seal Throwing Club. Un paraíso para los lanzadores. Allí no hay gradas ni ningún otro elemento que se interponga entre el atleta y el infinito. Y cada año, pese a que en el lugar no viven más de 500 personas, es sede de las Oklahoma Throws Series, concurso de primer nivel que atrae a los mejores del mundo por la posibilidad de lograr grandes marcas.
Coincidió, además, que el día elegido soplaba un fuerte viento de cola que ayudó en las marcas. Alekna, que la semana pasada ya había hecho marca personal (71,38) en Berkeley, la Universidad en la que estudia y entrena, comenzó su concurso superando ese registro: 72.21 metros. Sus siguientes tres lanzamientos también superaron los setenta metros, al igual que el sexto. Pero la machada llegó en el quinto. En el vídeo de la ejecución del lituano no solo se aprecia cómo arma el brazo y gira con depurada técnica y velocidad hacia el objetivo. También se escucha con nitidez el sonido del aire, cifrado en ese momento en unos 6 metros por segundo. En una carrera o en un salto sería ilegal. No así en un lanzamiento.
La medición le otorgó en principio una marca de 74,41 metros, que luego fue corregida hasta los 74,35 definitivos. Ese registro aún debe ser validado por World Athletics, un proceso que suele tardar meses. Mientras tanto, su récord del mundo será provisional.
También Schult contó con viento favorable el día de su récord. Lo suyo fue considerado un golpe de fortuna. También soplaba un viento huracanado que colaboró lo suyo para que el disco llegase tan lejos. Solo una vez más en toda su carrera, dos años después, Schult logró lanzar más de 70 metros (70,46). Aún así, sus marcas cercanas a ese registro le valieron para ser campeón olímpico en Seúl o mundial en Roma.
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La nueva plusmarca devuelve al primer plano los récords más antiguos del atletismo. Muchos de ellos, los más longevos, arrastran tras de sí la sombra de la sospecha. Al igual que Schult, que provenía de la antigua Alemania Oriental, la mayoría de ellos siguen perteneciendo a atletas de la Europa del Este.
El más antiguo de todos es el de la checoslovaca Jarmila Kratochvilova. Nadie desde 1983 he podido correr los 800 metros por debajo de su 1:53:28. En chicos, la nueva plusmarca de mayor edad para a ser la del soviético Yuri Sedykh, en martillo. Lanzó 86,74 metros en agosto de 1986.
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