Emiliano García-Page reivindica el origen «manchego» de las sevillanas
El presidente de Castilla-La Mancha conmemora el 40 aniversario de la Casa de esta comunidad en la capital hispalense, junto a Juanma Moreno
Juanma Moreno y Emiliano García-Page celebran que Andalucía y Castilla La Mancha son «comunidades hermanas»

¿Qué tienen que ver las clásicas sevillanas con Castilla-La Mancha? Más de lo que creemos. El precedente más antiguo de las sevillanas son las seguidillas castellanas, unas composiciones anteriores a los Reyes Católicos, que a lo largo del tiempo se fueron aflamencando como resultado del contacto con otras músicas de Andalucía y que en el siglo XVIII incorporaron el baile. Antaño a las sevillanas se las conocía como seguidillas sevillanas.
El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, ha reivindicado este sábado en Sevilla el manchego del cante y baile más populares de la Feria de Abril de la capital hispalense. El mandatario acudió a la ciudad andaluza para celebrar el 40 aniversario de la Casa de Castilla-La Mancha en Sevilla, un acto que también ha contado con la asistencia del presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno Bonilla. En el acto le agradeció su presencia, como muestra de la sintonía que existe entre ambos gobiernos a pesar de militar en partidos diferentes, en el PSOE, el primero, y en el PP, el segundo.
Durante la clausura del acto, García-Page ha pedido a los castellanomanchegos residentes en Sevilla presentes en el evento que recuerden a todo el mundo, «incluso al presidente de Andalucía, que casi todas las músicas tradicionales de este país, incluidas la sevillana, tienen su origen en la seguidilla manchega».
«Esta Casa tiene mucha importancia porque nos recuerda que estamos orgullosos de dónde venimos, que estamos al mismo tiempo muy orgullosos de dónde estamos y que juntos queremos compartir el camino hacia dónde tenemos que ir», ha afirmado García-Page.
El cante de una sevillana tiene un compás de tres tiempos: uno fuerte y dos flojos. La pieza entera consta de 43 compases. Habitualmente se bailan en pareja. A su vez se dividen en 4 movimientos: paseíllos, pasadas, careos y remate. En la última copla se busca hacer coincidir la música con el baile, de forma que el desplante final logre un efecto romántico y provocativo.
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