EDITORIAL
Las prisas de Bolaños y la independencia de la Fiscalía
Antes de retirar la instrucción a los jueces se exige del Gobierno que aclare las garantías adicionales de imparcialidad y de responsabilidad que tendrá el Ministerio Público para cumplir su nueva función
Claroscuros de la contrarreforma laboral
A Bolaños le han entrado ahora unas prisas enormes para que el «multicaducado» (en palabras del propio ministro) CGPJ emita un informe sobre la reforma de la Ley de Enjuiciamiento Criminal que persigue conceder a los fiscales la instrucción de los casos, retirando la misma a los jueces. Cierto es que en buena parte de los países de nuestro entorno es así desde hace tiempo, pero ese nuevo modelo de justicia penal exige del Gobierno que aclare previamente cuestiones como las garantías adicionales de imparcialidad y de responsabilidad que tendrá el Ministerio Público para cumplir su función, la capacidad del juez para revisar la actuación del fiscal, los derechos de las víctimas para acusar y el papel de la acusación popular, el derecho de defensa de los investigados y el control sobre la policía judicial. Sin estas premisas, y partiendo del aserto fundacional del sanchismo («¿De quién depende la Fiscalía? Pues ya está»), donde una ministra pasó a ser fiscal general, la maniobra de Bolaños es sospechosa.
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