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Colectas, bolsas de comida y un jamón: el abandono del Vélez, el equipo al que su afición tiene que dar de comer

Entrenado ahora por el mítico Catanha, los jugadores del club malagueño viven una dramática situación en otro modesto club castigado por la gestión de sus propietarios

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Un partido en el estadio Vivar Téllez de Vélez ABC
Jorge Abizanda

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El vestuario del estadio Vivar Téllez fue el domingo un escenario dantesco y no solo por la desolación que provocaba en los jugadores, los que aún resisten en el Vélez, la derrota ante el Racing Cartagena (0-1). Un resultado que complica, y mucho, la permanencia en Segunda Federación. Minutos después de que el árbitro señalara el final y de que el mítico Catanha, ahora entrenador veleño, terminara de consolar a los suyos, comenzaba una pacífica invasión en la caseta por parte de aficionados con el sentimiento a flor de piel.

«Ni una lágrima, aquí no llora nadie, esto es Vélez», fue la proclama de unos seguidores que, además de intentar levantar el ánimo, también entregaron bolsas de alimentos y el dinero de una colecta a unos futbolistas que no cobran y llevan meses pasando calamidades. «Es una vergüenza, alguno lleva tiempo sin poder comer caliente», explica un hincha a ABC. Un gesto de solidaridad, una pequeña luz de esperanza en la oscura travesía de otro modesto club castigado por la gestión de sus propietarios.

 Fundado en 1922, el Vélez, uno de los clubes decanos del fútbol malagueño, vive una pesadilla, uno de los momentos más difíciles en su ya centenaria historia. El equipo de la Axarquía comenzaba la temporada bajo la gestión de sus antiguos dueños, los suecos Jesper Norberg y Magnus Pehrsson, incapaces de afrontar los compromisos económicos contraídos con una plantilla que acabó desintregándose en el pasado mercado invernal. Cansados de falsas promesas, numerosos jugadores hicieron las maletas en enero para buscarse el pan en otros equipos.

Imagen principal - Arriba, una foto de una formación del Vélez CF, una entidad ahora en manos del argentino Pablo Sebastián Nilo, a la izquierda. A la derecha, Catanha, actual entrenador del conjunto de la Axarquía
Imagen secundaria 1 - Arriba, una foto de una formación del Vélez CF, una entidad ahora en manos del argentino Pablo Sebastián Nilo, a la izquierda. A la derecha, Catanha, actual entrenador del conjunto de la Axarquía
Imagen secundaria 2 - Arriba, una foto de una formación del Vélez CF, una entidad ahora en manos del argentino Pablo Sebastián Nilo, a la izquierda. A la derecha, Catanha, actual entrenador del conjunto de la Axarquía
LA VIDA DE UN EQUIPO FUNDADO EN 1922 Arriba, una foto de una formación del Vélez CF, una entidad ahora en manos del argentino Pablo Sebastián Nilo, a la izquierda. A la derecha, Catanha, actual entrenador del conjunto de la Axarquía

El cambio de propiedad y la llegada de Pablo Sebastián Nilo no ha mejorado las expectativas de los futbolistas que decidieron continuar en Vélez ni de las nuevas incorporaciones. El empresario argentino tampoco ha despejado dudas, más bien al contrario. Solo palabras y una ristra de compromisos incumplidas. No han llegado los refuerzos prometidos, no se han pagado los atrasos y en la afición incluso no existe certeza alguna sobre si el nuevo dueño ha pagado la compra del club. El domingo, el dirigente ni se pasó por el estadio argumentando haber sido amenazado de muerte.

No falló la hinchada, que en las malas no abandona a los suyos. Entre apretones de manos y efusivos abrazos a Catanha (exjugador de clubes como Málaga o Celta) cuando salía el vestuario, los seguidores accedieron a la caseta del Vélez con un jamón y un mensaje salido desde el corazón. «Vamos, arriba ese ánimo. Hemos hecho una recaudación en la puerta, entregamos al capitán 640 euros euros para que los reparta entre los más necesitados. Sois muy grandes». Unas palabras que provocaron lágrimas en unos futbolistas hundidos que no daban crédito a la escena. «No lloréis, para nosotros sois unos campeones», exclamaba un hincha sobrecogido por la emoción.

Deriva institucional y deportiva

La zozobra institucional ha terminado en una deriva deportiva y la amenaza del descenso es tan real como las penurias de una plantilla abandonado a su suerte salvo por sus fieles. Un conjunto que sobrevive deportivamente gracias a la incorporación de un grupo entusiasta de juveniles. La complicada subsistencia de un equipo que recientemente era multado y sancionado con la pérdida de tres puntos tras la denuncia de un club rival por no presentar sobre el campo en ese partido el número mínimo de licencias profesionales que establece la normativa de la Federación. Un castigo que le dejaba al borde del precipicio y complicaba aún más la permanencia en Segunda RFEF de una plantilla que el domingo comprobó que el fútbol no es solo 'correr detrás de un balón'. También sentimiento y solidaridad.

Un Vélez cosido con hilos al que no dejan de salirse rotos en la camiseta. Sin preparador de porteros, utillero, jefe de prensa ni recuperador, entre otras figuras habituales en equipos de su misma categoría, el equipo malagueño recibía el domingo el cariño de su gente, el verdadero motor y corazón de la entidad. Varios aficionados se encargaron de la taquilla y de organizar una colecta para ayudar a varios jugadores que últimamente han comido gracias a Emaus, los comedores sociales del Ayuntamiento. Los miembros de las peñas Frente Veleño y Esquina Veleña 1922 repartieron en el vestuario más de 1.000 euros que ayudarán a que el equipo pueda viajar, o al menos eso esperan, el próximo fin de semana hasta Huelva para medirse al San Roque de Lepe. Porque, mientras hay vida, hay esperanza.

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