ciclismo | v. país vasco
Juan Ayuso gana la Vuelta al País Vasco, su primera gran conquista
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El alicantino triunfa en una fuga con Carlos Rodríguez, vencedor de una soberbia etapa y segundo en la general
Entrevista a Ayuso: «No renuncio a nada»
Landa, la última víctima de las caídas

El presente de esplendor del ciclismo español patrulla en solitario las colinas que circundan Éibar, cimas recortadas y duras, afición fervorosa y aliento perpetuo. Juan Ayuso y Carlos Rodríguez, la pareja que debe mantener el nivel de Contador, Valverde o Purito, se marca una sinfonía fantástica en la última etapa de la Vuelta al País Vasco. Esfuerzo a dúo, elegante trote, un volcán de emociones que culminan a lo grande. Ayuso se adjudica la Itzulia, Rodríguez la etapa. Ciclistas de porvenir que asoman su talento en ausencia de los monstruos Vingegaard, Evenepoel y Roglic. Justo a su estela aparecen los españoles.
Juan Ayuso, ciudadano del mundo que nació en Barcelona, vivió en Atlanta, Madrid, Xávea y Andorra, tiene 21 años, un pasado avasallador en las categorías inferiores y un pronóstico unánime. Es el futuro. El año pasado sufrió un calvario con una lesión en el tobillo.
Carlos Rodríguez, granadino de Almuñécar, estudiante empedernido, ciclista robusto, tiene 23 años y ya ejerce de líder en el Ineos, antiguo Sky de los Tour de Bradley Wiggins, Chris Froome, Geraint Thomas o Egan Bernal.
Ayuso y Rodríguez se juntan al final de una jornada maravillosa, intensa, fiel reflejo de esta carrera estupenda que en la edición 2024 se ha rajado las venas por las caídas de Vingegaard, Roglic, Evenepoel y Mikel Landa, todos desaparecidos de la clasificación, dañados en cuerpo y alma.
Los intereses de los españoles confluyen al paso por el alto de Urkaregi, la etapa para Carlos Rodríguez y general para Ayuso, que celebra con la novia, la madre, el perro, una felicidad contagiosa en la meta.
Ayuso y Rodríguez componen una estampa radiante para el ciclismo español en esos kilómetros de descenso hacia Éibar, que condecoran una jornada sensacional del Emirates. Equipo al ataque, estilo Pogacar o estilo Matxin, Marc Soler en desbandada a 70 kilómetros de meta, desatado, uniendo fuerzas a su compañero Igor Arrieta, con Ayuso y el imponente mexicano Del Toro a su espalda.
El UAE bloquea la carrera con su ambición, el líder Skjelmose se defiende como puede, sus gregarios fundidos al paso por los puertos, seis en 130 kilómetros. Una gincana de sobresaltos y emociones.
Los cambios en cabeza se suceden, siempre el UAE con el título a tiro, Soler aprieta, Ayuso enlaza con otro ataque, Skjelmose sigue en persecución, el ganador de la Vuelta Sepp Kuss cede, todo el mundo está sometido a la tensión de los puertos y la velocidad del UAE.
El plan sale porque Ayuso toma la punta y acelera, y solo Carlos Rodríguez se junta a su pedaleo ágil. Recuerdan ambos su época en las categorías inferiores, dos años de diferencia entre ambos, pero los dos predestinados a hacer historia en el ciclismo español por su pujanza y su inteligencia táctica.
Ayuso y Rodríguez hablan, negocian el trato. El granadino ya ha ganado una etapa en el Tour, aquel descenso del Joux Plane y él éxito en Morzine. Cuatro victorias más el regalo de Éibar. Ayuso, que debutará en el Tour este año, tiene seis triunfos, pero ninguno como el que celebra con euforia en el corazón del País Vasco.
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