Biden endurece el tono contra Netanyahu, pero no cambia su apoyo a Israel
La llamada entre los dos dirigentes duró unos 30 minutos y trataron el ataque al convoy humanitario y la escalada regional por la guerra en la sombra que libran Israel e Irán
El chef José Andrés responde con dureza a Netanyahu: «No fue solo un error»

Joe Biden y Benjamin Netanyahu hablaron este jueves por teléfono, en el momento más tenso de la relación entre EE.UU. e Israel desde el comienzo de la guerra en Gaza. Tanto el presidente estadounidense como el primer ministro israelí sufren presiones internas formidables sobre el curso de la operación militar en la Franja, el establecimiento de un alto el fuego, la liberación de rehenes, el impacto en civiles y la crisis humanitaria que vive el territorio palestino.
Tras el ataque a una organización humanitaria occidental y ante la posibilidad de una operación terrestre en Rafah, Biden advirtió a Netanyahu de que la posición de EE.UU. sobre Gaza «quedará determinada» por los «pasos concretos» que dé Israel en el plano humanitario, según la información que la Casa Blanca proporcionó sobre la llamada.
Las palabras no suponen un cambio del apoyo de EE.UU. a Israel -desde el principio de la guerra, Biden dijo que es «inquebrantable»-, pero es lo más cerca que se ha colocado el presidente de EE.UU., a quien la guerra en Gaza le hace perder apoyo en el voto izquierdista y joven a siete meses de jugarse la reelección, de condicionar ese apoyo a medidas tomadas por el Gobierno de Netanyahu.
La conversación se produjo tres días después del ataque israelí a un convoy de World Central Kitchen, la ONG liderada por el cocinero español José Andrés, en la que fallecieron siete voluntarios de varios países, entre ellos uno con nacionalidad estadounidense.
La tragedia ha vuelto a poner de manifiesto las dificultades de Biden para forzar a Israel a que, como ha exigido desde el comienzo de la guerra, minimice el impacto en civiles de sus operaciones militares, una respuesta al ataque terrorista de Hamás en su territorio el pasado octubre.
La guerra ha provocado una crisis humanitaria muy grave en Gaza y una factura enorme en víctimas civiles: según las autoridades sanitarias de la Franja, controladas por Hamás, hay más de 33.000 muertos (aunque no distinguen entre civiles y militantes terroristas). Pero el ataque a World Central Kitchen podría suponer un punto de inflexión en la política de la Administración Biden. La organización está radicada en EE.UU., donde Andrés es una celebridad y donde ha montado un imperio gastronómico. En especial, en Washington, donde es una figura muy celebrada entre los legisladores demócratas -también por el propio Biden, que le llamó por teléfono tras conocer la llamada- y donde sus restaurantes son uno de los lugares de encuentro para ellos.
«Indignado y descorazonado»
Biden reaccionó a la noticia del ataque con un comunicado emocional y con el lenguaje más duro sobre Israel desde el comienzo de la guerra. Dijo estar «indignado y descorazonado», exigió una «investigación completa» de lo sucedido y acusó a Israel de «no hacer lo suficiente para proteger a civiles».
En la llamada con Netanyahu, el presidente de EE.UU. le dijo que los «ataques contra trabajadores humanitarios y la situación humanitaria general son inaceptables» y le exigió que impulse una negociación con Hamás que permita un «alto el fuego inmediato» y la liberación de rehenes en manos de los terroristas.
El portavoz de seguridad nacional de la Casa Blanca, John Kirby, mantuvo que la situación no cambia el «apoyo a la seguridad de Israel, que sigue blindado». Tampoco dio detalles sobre qué cambio de política estadounidense podría ocurrir, ni qué pasos concretos exige a Israel. Se limitó a mencionar asuntos de forma general, como la entrada de más ayuda humanitaria en Gaza, medidas para proteger a los trabajadores humanitarios o la minimización de impacto en civiles, que la Administración Biden repite desde hace meses. Y que serán anunciados por Israel «en las próximas horas y días».
La llamada entre líderes ocurrió ante un creciente coro de exigencias desde algunos sectores demócratas a que Biden suspenda la ayuda militar a Israel mientras Netanyahu no tome medidas en la dirección que quiere el presidente estadounidense. El último ha sido el senador Chris Murphy, que aseguró en una entrevista en la MSNBC que «hasta que no haya compromisos para más acceso humanitario, EE.UU. debe parar el envío de ayuda militar».
El ataque a World Central Kitchen ocurrió el mismo día en el que EE.UU. dio luz verde a una nueva transferencia de armamento a Israel, según reveló 'The Washington Post'. El Departamento de Estado aseguró que la aprobación -un envío limitado de munición, que incluye bombas similares a las que el ejército de Israel parece haber usado en el ataque a World Central Kitchen- se produjo de forma previa al conocimiento del ataque y que la transferencia es parte de un paquete de ayuda militar aprobado hace años.
Ese mismo día también se celebró una reunión virtual entre líderes estadounidenses -entre ellos, el secretario de Estado, Antony Blinken, y el asesor de seguridad nacional, Jake Sullivan- y sus homólogos israelíes para discutir la posible operación en Rafah.
Biden ha advertido que Israel cruzaría una «línea roja» si emprende una invasión de la ciudad sin antes haber facilitado una evacuación masiva de civiles. El secretario de Defensa, Lloyd Austin, comunicó a su homólogo israelí, Yoav Gallant, que la tragedia de World Central Kitchen «refuerza nuestra preocupación sobre una posible operación militar israelí en Rafah».
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