
Despedida
Y gracias a usted, querido lector, querida lectora. Porque usted ha ocupado mi pensamiento, ese pobre discurrir, más que nada estos años. Cuídese
Actualizado: GuardarHace justo diez años empecé a escribir en ABC estas columnas en la sección de televisión. Junto al fútbol, fueron mi cometido principal y de ellas salí o entré sin perder nunca la condición de enviado especial a mi salón.
Las circunstancias que me llevaron a esa especie de subprofesión, ‘crítico de tele’, fueron poco meditadas y, desde luego, ajenas. Caí en la tele, ahí, un espacio que era antes más bien femenino, frivolón, para el color y tono alternativo. Los señores importantes hablaban desde otra parte del periódico, aunque ya lo hicieran en zapatillas.
Desde esta posición traté de pasar un buen rato, mirar el colorín, lo telerreal, también la propaganda y lo que nos venía de EE.UU., el signo de los tiempos envuelto en la mejor ficción, cada vez, eso sí, más difícil de encontrar.