La vergüenza que Stalin ocultó 50 años: cuando un submarino soviético asesinó a 800 judíos
En febrero de 1942, el Struma se hundió en aguas del Mar Negro con centenares de civiles en su interior tras el impacto de un torpedo
El político, músico, artista y escritor Zülfü Livaneli alza sobre este triste suceso su nueva novela, 'Serenata para Nadia'
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El 24 de febrero de 1942, con la Segunda Guerra Mundial en su macabro cenit, las aguas del Mar Negro acogieron a 800 almas en su seno. El Struma, un buque destinado al transporte de ganado –apenas tenía un retrete y carecía de cocina– se fue a pique entre gritos de terror de hombres, mujeres y niños. Todos ellos eran refugiados judíos que huían del Holocausto desde Rumanía. Su jardín del Edén era Palestina, y para ello habían pagado una cuantiosa suma, pero apenas habían vislumbrado Turquía cuando el viejo navío saltó por los aires sin razón aparente. Lo que sucedió no se supo hasta mucho tiempo después.
No fue hasta finales de los años noventa cuando Rusia abrió sus archivos secretos sobre la Segunda Guerra Mundial y se supo la verdad: el culpable de la explosión había sido el submarino soviético SC-213. La matanza tenía hasta nombres y apellidos: el capitán Dimitri Mahaelovitch Dantjko había ordenado a su oficial abrir fuego en virtud de las directrices del camarada supremo. Y es que, como a Iósif Stalin le desvelaba que Alemania recibiese suministros a través del Mar Negro, había dado órdenes de mandar al infierno a cualquier bajel no identificado que se adentrara en aquellas aguas. El Struma fue una de las muchas víctimas.
Lo peor fue que Stalin no fue el único que echó tierra sobre este hecho. Los turcos hicieron otro tanto. Neutrales como eran en la Segunda Guerra Mundial, al menos sobre el papel, decidieron esconder todo lo que concernía al Struma. Y vaya si sabían. La realidad es que el buque atracó en sus puertos y las autoridades impidieron a los refugiados bajar a tierra. A nivel oficial, porque no tenían los pasaportes necesarios para arribar a Palestina a través del país otomano. Ni siquiera la intermediación de Gran Bretaña, en principio reticente a que los refugiados pisasen sus tierras, sirvió para que los niños saliesen de aquella trampa mortal.
El gobierno de Rumanía no permitió tampoco el regreso de los refugiados hasta el puerto de origen. El resultado fue el que cabía esperar: el Struma se vio obligado a adentrarse, de nuevo, en aguas del Mar Negro. Allí se le escapó la vida a este vetusto buque fabricado con estructura de madera. La lista de fallecidos incluyó 767 víctimas mortales. Tan solo hubo un superviviente, que fue rescatado una jornada después por los guardacostas turcos. Y para colmo –siempre puede haber una guinda que corone la ignominia– fue que estos no enviaron ayuda hasta una jornada después.
Hasta aquí, los hechos puros y duros; esos que han valido al escritor Zülfü Livaneli para forjar uno de sus éxitos superventas en Turquía, 'Serenata para Nadia'. Según afirma el también escritor, político, artista y músico a ABC, gran parte de la sociedad de su país desconocía la tragedia del Struma antes de que su obra saliese al mercado. Y hoy, eso ha cambiado. Con suerte, insiste, pasará lo mismo en España, donde se publica estos días de la mano de la editorial 'Galaxia Gutenberg'. Con todo, este polifacético autor insiste una y otra vez en que, aunque los mimbres son los hechos acaecidos en 1942, la obra más mucho más allá; se enmarca décadas después, cuenta con espías y todo gira en torno a una historia de amor. Mejor será que nos lo cuente él mismo.
Serenata para Nadia

- Editorial Galaxia Gutunberg
- Precio 23,90
- Páginas 432
-¿Por qué afirma que esta novela se basa en la tragedia del Struma?
No sólo hay Struma en la novela. Me he centrado en los personajes y en su psicología. Como no escribo un libro de historia o sociología, relato los acontecimientos desde la perspectiva de los personajes de la novela.
-¿Cuántas personas viajaban en el Struma y por qué huían? Se cuenta que habían gastado todos sus ahorros para escapar del Holocausto...
Cerca de 800 mujeres, hombres y niños judíos civiles están a bordo. Querían huir de Constanza (Rumanía), ocupada por los alemanes, a Palestina. Como subir al barco era extremadamente caro, vendieron todo lo que tenían y compraron los billetes. Pero el barco era un medio de transporte para animales que estaba destrozado, no un trasatlántico.
-¿Es partidario de la teoría que afirma que el Struma fue hundido por un submarino ruso?
Investigué mucho sobre esto y encontré lo que afirmó un tribunal alemán de la época. Sí, que el submarino soviético disparó contra Struma resulta obvio. El comandante, el capitán Dzerjensky, incluso recibió una medalla por ello. En el año 2000 se confirmó en los archivos.
-¿Por qué ese ataque?
Stalin dio una orden general a todos sus submarinos: disparar a cualquier barco no identificado. Porque, en ese momento, Turquía estaba vendiendo cobre a Alemania, y él quería evitarlo.
-¿Cómo se recuerda en Turquía esta catástrofe?
Este evento era desconocido para casi todos, con la excepción de algunas personas contadas. Los políticos lo ocultaron y lo encubrieron. Pero, después de la publicación de 'Serenata para Nadia', la situación cambió. Ahora todo el mundo lo sabe y está disgustado. Todos los años se celebra una ceremonia, incluido el Gobierno. Además, el día del hundimiento de Struma el 'rabino jefe' deposita flores en el mar en su honor. Y todo esto comenzó después de la novela saliera a la luz.
-¿Cuál fue la posición de Turquía en la Segunda Guerra Mundial?, ¿cómo se ve el conflicto en el país?
Turquía se mantuvo neutral en esa guerra. Ambos bandos tuvieron problemas importantes, pero el país consiguió mantenerse neutral.
-Político, escritor, músico.... ¿Cómo consigue compaginar todas estas facetas de su vida?
Me vi obligado a entrar en política. No es algo que me guste, pero, cuando hay violaciones de los derechos humanos en el país, las masas te empujan a ello. Aparte de eso, mi vida es la literatura y la música. Me expreso a través de estos aspectos de la vida.
-¿Cómo se están viviendo estos días en Turquía tras la catástrofe del terremoto?
Son muy difíciles. Es como si nuestras almas estuvieran bajo los escombros. Hay mucho dolor y rabia.

-Su novela es rompedora desde el punto de vista social. ¿Cómo son vistos este tipo de temas en Turquía?
Los héroes de la novela que he creado no viven en el vacío. Todo lo que ocurre a su alrededor les afecta. Los acontecimientos entran así en la historia. No escribo novelas con mensajes sociales. Lo más importante para mí es crear personajes de novela creíbles y centrarme en sus mundos psicológicos.
-¿Ha virado hacia la extrema derecha la política de su país?, ¿volvería a su partido político si tuviese oportunidad?
No entraré en política, al menos en este sentido, porque no puedo llevar a cabo lo que pienso. Como decía Ortega Gasset, yo soy yo mismo y las circunstancias que me rodean. Porque esas condiciones políticas me impiden hacer lo que quiero. En todo el mundo, y en gran medida ahora, se hace política para conseguir beneficios.
-¿Cuál cree que es el problema de la política española?
España es un país que ha influido mucho en mi vida. Conozco la historia reciente de su país más que la actual. Por ejemplo, estuve entre los manifestantes frente a la embajada española en Estocolmo cuando cinco estudiantes iban a ser ejecutados al final del franquismo. Más tarde, seguí de cerca su transición a la democracia y el ascenso del país. España siempre ha influido en la historia mundial.
-Habló con Gorbachov... ¿Cómo le definiría?, ¿cree que este político se sentiría orgulloso de Vladimir Putin?
Estaba en un pequeño grupo intelectual que se reunió con Gorbachov en el Kremlin en 1986. En ese grupo había intelectuales como mi querido amigo Federico Mayor Zaragoza, Arthur Miller, James Baldwin y Peter Ustinov. Después seguí reuniéndome con Gorbachov. En 1997 tuve una larga entrevista con él y publiqué un libro. Y lo cierto es que Gorbachov y Putin nunca se cayeron bien...
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-¿Por qué da el salto a España tras una amplia bibliografía de libros y discos en Turquía?
Mis libros se publican en casi cuarenta idiomas. Me alegro de que una editorial de renombre, 'Galaxia Gutenberg', lo haya publicado en España con una traducción adecuada. Su país, que tiene una rica tradición literaria, siempre me ha impresionado por la lengua en la que se creó la novela moderna.
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