Monaguillos y mujeres de la parroquia ayudaron a un sacristán a desvalijar una iglesia gallega
Una jueza de Vilagarcía de Arousa deja al investigado cerca del banquillo de los acusados por un delito de hurto continuado

No es comparable al robo del Códice Calixtino, pero lo que sucedió en la iglesia de San Cipriano de Vilanova de Arousa (Pontevedra) puede traer reminiscencias de aquel famoso robo en la Catedral de Santiago que hace más de una década conmocionó a Galicia y al resto de España. En el episodio vilanovés, sin embargo, el protagonista no es el electricista del templo sino, presuntamente, su sacristán. Y según se ha sabido ahora, además, se habría valido de la ayuda de monaguillos y mujeres de la parroquia para el desvalijo. Un juzgado de Vilagarcía deja a Miguel Ángel F.P. muy cerca del banquillo.
Al poco de ponerse al frente de la parroquia, en noviembre de 2020, Manuel Folgar empezó a percibir que había cosas que no cuadraban. Presentó una denuncia, y aunque la causa acabó archivándose por lo que respecta a un supuesto delito de apropiación de fondos de la parroquia, la investigación continuó su curso contra el sacristán en lo relativo al supuesto hurto de diversos objetos litúrgicos y artísticos.
En un auto de esta semana, la magistrada del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 1 de Vilagarcía de Arousa concluye desde que el párroco anterior, Antonio Sineiro, don Tucho, ingresó en el Hospital Provincial de Pontevedra en abril de 2020, hasta que falleció en agosto del mismo año, el sacristán, hombre de confianza del cura, «retiró y llevó a su domicilio, y al domicilio de su madre, una serie de objetivos de la parroquia y la rectoral de valor cultural e histórico».
Un amplio catálogo
La jueza, que con este trámite remite a la Fiscalía la causa para que presente su escrito de acusación, enumera las obras supuestamente hurtadas: unos pergaminos del siglo XIX, una imagen de San Blas de madera del siglo XVII, una imagen del Sagrado Corazón de Jesús de pasta y madera policromada de principios del siglo XX y una talla del niño Jesús de la Virgen de la Pastoriza que perteneció al monasterio de Cálago de la zona vilanovesa de As Sinas, que data del siglo XVI o anterior. El sacristán, según la jueza, se negó a devolver todas estas obras al nuevo responsable de la parroquia.
En cuanto a las llaves del complejo rectoral, el sacristán tampoco dio su brazo a torcer y se resistió a retornarlas, lo que obligó a cambiar las cerraduras. Miguel Ángel sí que devolvió, pero solo después de que mediara el vicario de Pontevedra, una corona de playa del Sagrado Corazón de Jesús, una corona de fiesta, otra de diario de Pastoriza, un 'fiador' del roquete de San Cipriano, un Pectoral, un anillo del mismo santo, además de ropa de fiesta, mitra, capa, sotana y estola del santo patrón. No acabó ahí el botín del sacristán, según la jueza. Mientras don Tucho estaba ingresado, Miguel Ángel se habría llevado, «ayudado por los monaguillos y alguna mujer de la parroquia», varias capillas domiciliarias, entre otros objetos.
Los agentes encontraron además en casa del investigado, en Vilanova, el paño de hombros del día del Corpus, ropa de la festividad de San Cipriano o el estandarte del catecismo de la parroquia de San Miguel de Deiro, entre otros objetos. También en el domicilio de la madre, en la misma localidad, fueron hallados, por ejemplo, siete libros antiguos relacionados con la actividad litúrgica de dos capillas domiciliarias, candelabros o un reloj ovalado de marca Villar. La magistrada considera que todos estos hechos pueden ser constitutivos de un delito continuado de hurto, o bien, en su caso, de apropiación indebida.
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