
El número es contundente: 611 mil vidas estadounidenses (y contando) perdidas por COVID-19. La pregunta es: ¿Cómo conmemorar una tragedia nacional de este tamaño?
Se han creado varios memoriales para recordar a los muertos, que suman a más de nueve veces el número de soldados estadounidenses que murieron en las guerras de Vietnam, Afganistán e Irak juntas.
A menudo, la pandemia impidió los ritos fúnebres tradicionales, lo cual disminuyó las historias individuales de las víctimas del COVID-19, por lo que las familias y los artistas crearon otros rituales nuevos.
Desde rosas hechas a mano hasta piedras en la playa, los memoriales locales honran a quienes han fallecido de COVID-19, impulsados por organizaciones comunitarias que ayudan a los sobrevivientes a procesar su duelo. Y la respuesta ha tocado a miles de personas en todo el país. También se trata de una iniciativa de acción política.
En la costa este, Rima Samman, de Belmar, Nueva Jersey, honró a su hermano en lo que habría sido su cumpleaños 41, en enero, mediante el Memorial Rami’s Heart. Rima sabía que quería pintar conchas marinas y planeaba crear un corazón amarillo en la playa de Belmar, para representar a su ser querido perdido. Puso en medio del corazón una piedra con el nombre de su hermano.
Luego publicó el memorial en su grupo local de Facebook, ofreció agregar más nombres al corazón e invitó a las personas a una ceremonia de iluminación la noche siguiente. Recibió 100 respuestas, y 20 personas acudieron, casi todas desconocidas.
Más tarde, una foto de la ceremonia de iluminación circuló en las redes sociales. De pronto, en los días siguientes llegaron cientos de solicitudes. Samman esperaba retirar el memorial después de una semana, una vez que se llenara el primer corazón. Finalmente, recibió más de 3 mil nombres, con lo cual se pudieron llenar 12 corazones.
Moldear el duelo
Otro memorial comunitario se inauguró en la costa oeste. “Es posible moldear el dolor, casi como una escultura”, dijo Marcos Lutyens, el artista de Los Ángeles detrás del Memorial Rose River.
El Memorial Rose River está formado por cientos de miles de rosas rojas de fieltro hechas a mano; cada una representa una vida perdida por COVID-19. Los simpatizantes de todo el país envían cajas de rosas a Lutyens, las cuales él instala en diferentes ciudades estadounidenses.
“Como artista, pensar en cómo crear nuevos modelos del dolor y transformar es clave para mi papel en esto”, dijo.
La próxima instalación se realizó del 29 de julio al 1 de agosto, en el LA Arts Show. Cerca de 10,500 rosas estuvieron en exhibición en la entrada del Centro de Convenciones de Los Ángeles, que sirvió como hospital de COVID-19.
Cuando Lutyens comenzó en agosto de 2020, había alrededor de 150 mil muertes por COVID-19 en Estados Unidos. Dijo que vio “con horror” cómo aumentaba el número de muertos y decidió continuar honrando cada vida con una rosa. “No importa cuántas rosas hagamos, cada rosa que elaboramos tiene un poder y un significado especial”, dijo.

El arte de los memoriales tiene un significado profundo para los dolientes.
Cuando el Memorial Rami’s Heart creció a cuatro corazones, una tormenta provocó que las mareas subieran lo suficiente durante la noche como para sacar algunas piedras de los corazones, incluida la que tenía el nombre de Rami.
Samman dijo que buscó desesperadamente la piedra de su hermano a la mañana siguiente. Cuando finalmente la encontró enterrada en la arena, lloró. “Pensé: ‘No puedo creer que esté llorando por una piedra’”, dijo Samman. “Mi pareja dijo: ‘Ahora sabes por qué significa tanto para otras personas’”.
Fue en ese momento cuando Samman se dio cuenta de que no podía simplemente quitar el memorial. Registró el memorial como organización sin fines de lucro y recaudó fondos suficientes para pasar los 12 corazones a vitrinas. Recientemente, el memorial encontró un hogar permanente en Wall, Nueva Jersey, donde el grupo planea construir un jardín a su alrededor, para convertirlo en uno de los primeros monumentos COVID-19 oficialmente permanentes.
El monumento ahora lleva nombres de personas de todo Estados Unidos y algunos nombres de personas del extranjero que tenían vínculos con Belmar Beach. Samman, sobreviviente de COVID, acepta nombres de cualquier lugar.
Samman también es una de los muchos activistas que se dirigieron a Washington, DC, el 26 de julio, como parte de los COVID Lobby Days (Días de Presión de las familias y sobrevivientes de COVID), organizados por Marked By COVID (Marcados por el Covid), organización sin fines de lucro que “promueve la verdad, la justicia y la ciencia del COVID”. A Marked by Covid se unieron otros 15 grupos en DC, incluidos el Memorial Rami’s Heart y el Memorial Rose River.
Acción política
Además de organizar una vigilia y de exhibir algunas piezas de los memoriales creadas por los grupos asistentes, los activistas presionarán para que se apruebe la Resolución 174, que designaría el primer lunes de marzo como Día Conmemorativo de Víctimas y Sobrevivientes COVID-19. La resolución está patrocinada por el representante Greg Stanton (demócrata por Arizona), quien ha expresado su apoyo y ha colaborado con Marked by COVID.
Los grupos que participan en COVID Lobby Days también están presionando para la creación de un comité apartidista que investigue la respuesta a la pandemia, en lugar del comité bipartidista contemplado por la legislación impulsada por el representante Andy Barr (republicano por Kentucky), reintroducida en marzo.
“Realmente no deseamos hacer acusaciones”, dijo Tara Krebbs, líder del centro de Arizona de Marked By COVID. “Eso es lo que pasó durante toda la pandemia. La ira está definitivamente está presente, pero no es productiva para progresar. Prefiero marcar la diferencia que gritar y alborotar”.
Kristin Urquiza, cofundadora de Marked by COVID, ha solicitado una reunión con el presidente Joseph R. Biden. Algunos activistas que viven en el distrito del Congreso del líder de la minoría de la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy, en California, también han solicitado una reunión con él y se reunirán con su director legislativo.
“Solo quiero contarle [a McCarthy] mi historia”, dijo Aileen Brooks, activista involucrada con Marked by COVID y en el Memorial Rose River. “Hay tanta gente que está sufriendo de diferentes maneras. Es necesario hacer algo para que estas personas no pierdan su calidad de vida”.
Brooks, quien perdió a su padre a causa de COVID-19, dijo que el apoyo para los afectados por la pandemia debe incluir ayuda continua para las personas que han perdido sus trabajos o sus hogares, las personas que luchan por pagar el alquiler y las personas que tienen problemas de salud después de recuperarse de COVID-19.
“Siento que todo esto no se puede olvidar ni esconder bajo la alfombra. La gente necesita aprender de esto”, dijo.
Brooks representará al Memorial Rose River en DC al vestir una pieza: una prenda larga similar a un suéter, adornada con rosas de fieltro y listones con los nombres y la fecha de muerte de muchos de los seres queridos de los miembros de Marked by COVID.

Hasta ahora, la administración de Biden se ha mantenido callada sobre el tema de un monumento nacional de COVID-19, pero los grupos comunitarios de todo el país están presionando para que exista uno.
“Nuestros esfuerzos deben ser escuchados con atención porque, de lo contrario, obtienes al arquitecto de primer nivel que va a crear algo desconectado de la comunidad”, dijo Lutyens. “Si la administración de Biden apoyara la conmemoración permanente, no sería suficiente hacer un monumento grande en DC que la gente vea de vez en cuando, sino más bien que sean muchos que se adapten a la pérdida y a la esencia de cada pueblo y ciudad”.
Lutyens dijo que podía imaginar un monumento que combinara algún tipo de presencia física con la realidad aumentada. Hacerlo permitiría que el monumento cambiara y se adaptara, y captaría mejor más historias de aquellos que han muerto.
Los activistas del memorial también enfrentan los aspectos politizados del COVID-19.
El propio Lutyens encontró resistencia al intentar instalar piezas del Memorial Rose River en Rio Grande Valley. Nadie le permitía colocar un memorial, dijo, por lo que el grupo alquiló un camión frigorífico para exhibir las rosas y encargó a artistas locales que pintaran murales en los costados del camión. El proyecto se realizó en colaboración con dos hermanas que perdieron a su padre por COVID-19.

“La motivación sería neutralizarlo”, dijo Kirk Savage, profesor de historia del arte y arquitectura en la Universidad de Pittsburgh, al referirse a la politización del COVID-19 y al efecto desproporcionado que tuvo la pandemia en las comunidades minoritarias.
“Si hubiera un esfuerzo nacional, no afrontar esta realidad sería una gran oportunidad perdida”, dijo Savage. “Creo que esa es casi la razón para tener un monumento nacional, pero una vez que empiezas a hablar de eso, puedes olvidarte de la aprobación del Congreso”.
Savage dijo que no debe desalentarse el debate que ha provocado el tema de un monumento nacional.
“No se debe imponer una armonía falsa donde no existe la armonía”, dijo Savage. “El monumento debería convertirse en una manera de promover el diálogo en lugar de reprimirlo”.
Aunque es “complicado”, dijo que un monumento nacional podría ser un espacio donde “se lleven a cabo ambas funciones: curación y debate”. La dinámica podría capturarse mediante el diseño, con diferentes “zonas” para diferentes funciones, al igual que el Monumento al Patriotismo Japonés Americano durante la Segunda Guerra Mundial en DC, dijo Savage.
“Sin duda, necesitamos algún tipo de monumento permanente”, dijo Samman, activista de Nueva Jersey. “Uno que también eduque, para que las personas que lo visiten dentro de 20 o 30 años entiendan el trauma”.
Incluso si un monumento nacional llegara a construirse, es probable que se erijan más monumentos comunitarios, dijo Savage. Esto, a su vez, asegurará que se recuerde a la mayor cantidad posible de personas.
“Lo que las familias quieren es un reconocimiento por su pérdida”, dijo Savage.
Editado por Yerem Mújica y Melanie Slone