AYUDAR A VENEZUELA

Se vuelve a equivocar Nicolás Maduro. Su enemigo no es España. Al contrario. Si le queda alguna posibilidad al régimen chavista para encontrar una salida a su atolladero internacional, esa está en las manos del Gobierno español. Recuperar la normalidad política en ese país hermano es una tarea que pocos aliados pueden jugar como España. Para ello, los dirigentes venezolanos -gobierno y oposición- deberían pararse a pensar más en el futuro en paz de sus conciudadanos que en la deriva de confrontación en la que viven y que están permanentemente alimentando. Pocos países en el mundo como Venezuela poseen los recursos necesarios para poder obrar un milagro económico que sirva de bálsamo para engrasar un proceso de reconciliación y concordia cívica. Se empeñan unos y otros en autolesionarse, y en esa mutilación de expectativas de futuro se enmarca la disparatada acción de expulsar al embajador del único país al que de verdad le duele Venezuela. Maduro, como se suele decir por el Caribe, tú no te dejas ayudar.