Los Alcántara se asoman a la muerte en un año trágico, 1987
«Ahora estamos mejor, pero tenemos vicios enquistados, cuenta Joaquín Oristrell, guionista de «Cuéntame»

¿Cómo se mantiene la tensión después de 18 temporadas y más de 300 capítulos? «Cuéntame» estrena esta noche la número 19, pero sus guionistas siguen descubriendo formas de atrapar al espectador, al de siempre y a las generaciones que se incorporan. El curso arranca en 1987, un año marcado por el atentado del Hipercor de Barcelona. Justo en el rodaje de ese episodio, en Talavera de la Reina, se produjo el martes un pequeño incendio que obligó a desalojar el antiguo centro comercial Mary de la localidad toledana, «disfrazado» para la ocasión.
La serie creada por Miguel Ángel Bernardeau regresa con el mundo educativo en pie de guerra y con media familia Alcántara en peligro de muerte, a bordo de un avión. Además de la pericia de los pilotos de las tramas, «el secreto es que lo que cuenta es muy sencillo pero muy clave: España desde el punto de vista de una familia media», explica Joaquín Oristrell, uno de los coordinadores de guionistas de la serie del grupo Ganga. «Creo que todos los países deberían tener una serie así. Luego, es exigente consigo misma. Los espectadores evolucionan y tenemos que modernizarnos. Es parte del éxito, que completa el reparto».
Esta temporada se retrata la España de Felipe González, de las huelgas educativas y del cojo Manteca, pero sobre todo de la salvajada de Hipercor, «que cambió la manera de pensar sobre ETA». El conato de incendio no es, por supuesto, una artimaña publicitaria. «En “Cuéntame” hay muchas casualidades», cuenta el director y guionista de películas como «Sin vergüenza» y «¿De qué se ríen las mujeres?». «Cuando juegas con la verdad pasan estas cosas. Hicimos un capítulo con un accidente de autocar y esa semana se produjo uno tremendo. Hace dos temporadas hablamos de Inglaterra como gran motor de la Unión Europea y llegó el Brexit. Cuando uno de los guionistas es la propia historia, eso siempre ocurre», añade.
La comparación es tan odiosa como la que más, pero ¿estamos mejor o peor que entonces? «Soy optimista y siempre estamos mejor, tenemos más información, somos más listos, más altos y hay más cánceres que se curan, aunque la gente de una edad añoramos ciertas cosas y parece que todo era más interesante o excitante. Lo que pasa es que hay ciertos vicios que están enquistados en nuestra forma de ser como país y como seres humanos. Las envidias, los celos, las rencillas y discusiones..., pero el país y el mundo están mejor, aunque el progreso asusta».
En «Cuéntame» se citan clásicos de la televisión como «Canción triste de Hill Street» y «Luz de luna». ¿Ya había seriéfilos aunque no lo sabían? Yo era fan tremendo de las dos, que coincidían el domingo pese a que solo había dos cadenas. Las veía de rodillas delante del televisor. Ya había mucha adicción. El país se paralizaba con algunas, como “Yo, Claudio”, que ahora se emitiría en HBO para los listísimos. Entonces la veía todo el mundo». El público, admite Oristrell, se ha «simplificado». Y al mismo tiempo exige estructuras más complejas, que los guionistas les dan, como un capítulo en el que los personajes hacen confesiones a cámara, tipo «Modern family», y otro con un accidente visto desde distintos sitios, a lo «Rashomon». «Competimos en una liga con series que innovan mucho», insiste.
Vivirían Cataluña «con estupor»
Cuando ve sucesos actuales o lo que ocurre en Cataluña, por ejemplo, ¿ya imagina cómo encajarían los Alcántara? «Estamos muy lejos aún, en la serie todavía andan sin móviles , pero imagino que lo vivirían con estupor y preocupación y pensando que al final las cosas se acaban arreglando, porque aunque somos un pueblo complicado, no tenemos muchas ganas de conflicto».
¿Cuánto nos durará «Cuéntame»? «Que se va a acabar se habla desde hace mucho, pero la gente la sigue viendo y para la cadena, la productora y los actores eso hace que sigamos. Quien decide, el juez máximo, son los espectadores».
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