Opinión
Julio Villalobos.
No obstante, la nota discordante fue el desenfoque y lo genérico que resultaron los objetivos de la protesta
De la manifestación del pasado 9 de enero queda algo claro, la gente está cansada de la corrupción y del juega vivo de otros, sin embargo, es tolerante frente a las prácticas corruptas que les quedan cerca. Aun así, resultó un gran ejercicio de civismo, donde muchos panameños, en su mayoría, jóvenes, salieron de sus casas un día libre para protestar.
No obstante, la nota discordante fue el desenfoque y lo genérico que resultaron los objetivos de la protesta. Lo general fue lo de menos, ya que todos iban en repudio de la corrupción. El verdadero problema surgió desde el momento de la convocatoria, cuando se cuestionó a uno de los organizadores por actuaciones comerciales privadas con el gobierno pasado y por un refrendo de un cuarto de millón de dólares, en menos de 24 horas, que le realizó la ex contralora Gioconda Torres de Bianchini (Q.D.E.P).
Un buen negocio, dirían algunos, mientras que otros, principalmente, oficialistas, señalaron con el dedo al grupo de supuestos infiltrados de Cambio Democrático que se apartaron de la marcha para agredir verbalmente al presidente frente de su casa. El otro grupo agredido fue el Movimiento Independiente (MOVIN), quienes recibieron insultos por los supuestos infiltrados, incluso con pancartas, al tiempo que recibieron del bueno, a través de las redes sociales del principal grupo sindicalista de izquierda del país
Viendo las cosas como están, la confrontación social parece inevitable. Agrupados en trincheras, los grupos económicos y políticos comienzan a tomar parte en cada esquina del tinglado, mientas los árbitros discuten una confusa ley electoral que no permite ninguna de las cosas que inevitablemente se harán en la próxima campaña.
El grupo cincuentenario que una vez causó gran influencia en los jóvenes, parece no comprender el paso de los años ni tampoco el comportamiento de la nueva generación. Portando el mismo dispositivo que usa un viejo para mandar sus mensajes, los muchachos se comunican en otra frecuencia y codifican el mismo mensaje en función de sus valores.
Periodista