Un comensal rompe a llorar al recordar la enfermedad y la muerte de su esposa
Federico habÃa perdido a su esposa hacÃa solamente nueve meses y la herida estaba muy reciente

Después de que ayer un japonés tÃmido cumpliese de largo el cupo de personajes que el público de «First Dates» requiere para toda una semana, Sobera vuelve a recibir a los solteros más desesperados de nuestro paÃs. La noche de este martes en el plató del amor empezó de perfil bajo, con parejas que podrÃan incluirse dentro del abanico de la normalidad.
Las tres primeras parejas eran todo parejas jóvenes, ninguna llegaba a la treinta, tan normales todos ellos que no parecÃa «First Dates». Los espectadores empezaron a recordar qué programa estaban viendo cuando apareció la granadina Marta, de 26 años, que ya se definió de un modo un tanto chocante: «Yo soy la definición exacta de malafollá granadina».
Con ella se sentó a cenar el también granadino Germán, que tras pasar por el ejército en Pamplona volvió a su tierra para trabajar de dependiente. A sus tiernos veinticinco años ya se considera una persona madura que ha dejado atrás los excesos de su juventud para centrarse en buscar el amor. A Marta solamente le pareció urgente una pregunta: «¿No serás del Barcelona, no? Es que yo soy muy del Real Madrid y con uno del Barça...como que no».
Germán la tranquilizó: no era del Barça, tampoco le gustaba el fútbol en general. A partir de ahà las cosas fueron relativamente bien, más aún cuando descubrieron su común afición por las series de anime y por todo lo friki en general. «Yo quiero un hombre o que sea friki o que acepte que soy friki, ahora bien, más friki que yo seguro que no va a ser», advirtió Marta. No obstante, aunque él quiso volver a encontrarse con Marta, ella aseguró que no era su tipo y que mejor serÃa quedar «para tomar cañas como amigos».
El momento más conmovedor de la noche llegó con Federico, también granadino de 60 años que habÃa perdido a su mujer tras cuarenta años de matrimonio hacÃa nueve meses. «Nos conocimos con quince años y nos casamos al poco tiempo...Era como mi madre, mi hermana, mi amiga...lo era todo para mû, dijo consternado, «Estoy intentando salir adelante y superar esto, pero es difÃcil. Me harto de llorar casi todos los dÃas, hoy todavÃa no lo he hecho, pero en cualquier momento se me escapa».
Su pareja fue Mari Paz, una sevillana que llevaba diez años divorciada y estaba en busca de una relación estable y duradera. ParecÃan destinados a gustarse, pero Federico en la cena no paró de hablar de su mujer, algo que, claro, Mari Paz comprendÃa: «Tienes la herida todavÃa muy reciente». Al granadino incluso se le escaparon unas lágrimas cuando relató el momento en el que conoció la enfermedad de su mujer y cómo lo enfrentaron juntos.
Finalmente, aunque a ella le gustaba su pareja, no quiso tener una segunda cita con Federico porque consideró que aún necesitaba un tiempo para curar su dolor.
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