En casa de la señora Ana Morales se respira un ambiente navideño apenas se abre la puerta.
Un Papa Noel de más de un metro da la bienvenida a aquellos que van a conocer el que es quizá el pesebre más grande dentro de una casa en Cartagena.
Rosiris Rodríguez Morales es la hija de Ana y nos da la bienvenida a un lugar lleno de amor y de Navidad.
El pesebre
La maravillosa representación del sitio donde nació el niño Jesús se encuentra rodeada por un camino que muestra de dónde vienen los Reyes Magos. Son unas 106 piezas las que conforman el pesebre. Y dice Ana, de 86 años, que su pesebre tiene unos 42 años de tradición, pero su hija Rosiris asegura que esa es su edad y que ya ella lo hacía para antes de que naciera.
Muchas generaciones han pasado por las novenas alrededor de este pesebre y hoy algunos de esos adultos traen a sus hijos a las novenas de Ana y su hija Rosiris.
Novenas y deseos
Son unos 12 niños los que están inscritos a la novena que ahora quedó a cargo de Rosiris, quien es abogada. La pasión por hacer el pesebre se la transmitió su mamá y dice que a pesar de llegar cansada, en ella surge una energía que la renueva cuando se dedica a organizar el pesebre.
Esta novena tiene una particularidad: no son los obsequios en torno a lo que gira, sino cartas con deseos, una tradición a la que Rosiris denomina ‘la quema de los deseos’.
Al inicio de la novena, los niños y también los padres deben traer cada uno una carta con sus deseos, que reposan durante las nueve noches de la novena junto al pesebre. El 24 se hace una fogata pequeña en la terraza y se les enseña a los niños “que si ellos pidieron con amor durante todas esas noches al pesebre y su carta se quema completamente, el niño Dios va a cumplir ese deseo”, dice Rosiris, precisando que lo que buscan es enseñar el amor, porque cuando ella estaba pequeña los niños se mataban para venir solo por el regalo.
En la novena se reparten refrescos y pasabocas, y el último día, luego de la quema de los deseos, se obsequian materiales escolares que puedan serles de utilidad a los niños en el siguiente año.
Construcción
La base del pesebre es de madera. Unas 10 estibas y muchas cajas de cartón conforman el pesebre que está listo luego de una semana en armar la estructura.
Dice Rosiris que de su madre aprendió que cada día hay que hacerle algo nuevo al pesebre, eso incluye la rotación de los Reyes Magos en el camino hacia el niño Jesús y alguna otra pieza, como una fuente que está esperando para instalar.
Ana tiene 9 hijos, 35 nietos y 15 biznietos. Vive con su hija Rosiris y su nieto de 10 años, quien responde que quizá sí siga con la tradición. Esta alegre mujer estudió en el colegio María Auxiliadora y el Sagrado corazón de Jesús, y dice que los ingresos para realizar tan hermoso pesebre se los manda Dios.
La forma cómo lo arreglan y la decoración surge “de su mente y de su corazón, y también agrega que “el nacimiento es mi placer y mi orgullo”, recalcando que su amor por esta tradición la hace sentir dichosa.
Anécdotas de pesebre
Rosiris cuenta que antes el pesebre se ponía en la terraza, pero le robaban las piezas y las fuertes lluvias de diciembre también causaron estragos en el nacimiento. Es por eso que mandaron a construir un techito, pero no dio abasto cuando el pesebre fue creciendo.
Cuando pequeña, Rosiris soñaba con ser una profesional y ayudar a su madre a hacer un pesebre más bonito, comprando piezas más grandes y haciéndolo más vistoso. Hoy, Rosiris dice que quiere seguir esta tradición “hasta que Dios me lleve a la edad de mi mamá y hasta más, y así que la sigan mis otros hijos”. Ana Morales nos despide con un beso en la frente y un abrazo efusivo, queriendo que volvamos y deseándonos cosas buenas en el amor y en la vida, mientras su hija Rosiris nos invita a hacer parte de la novena, que como de costumbre ya comenzó el sábado, a las 6 p. m.
Por: Gissel Díaz Sánchez - Especial para El Universal
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