Tutaina tuturuma tutaina tuturumaina tutaina tuturuma... si lo leiste cantando seguramente y como todos los años has participado de las novenas y has cantado villancicos.
El origen de los villancicos se remonta a la Edad Medía. En entrevista con Verne, Maricarmen Gómez Muntané, musicóloga especializada en los repertorios de la Edad Media y del Renacimiento y experta en villancicos, asegura que su origen no es popular.
“Se empieza a cantar en entornos eclesiásticos y sustituyó a los responsorios que se cantaban en el servicio de maitines de la Navidad”, explicó.
Durante esa época estos canticos navideños eran cantados en latín y muy pocos entendían sus letras.
Según la experta, los villancicos se cantaban con un único objetivo: convencer y convertir a la gente “en su popularización tuvieron un papel determinante “la Catedral de Toledo y el hecho de buscar atraer a la iglesia a los moriscos de Granada, tras su Reconquista”, dijo Gómez.
La musicóloga define el villancico como un género sacro en lengua vernácula, cuyo auge sitúa en la segunda mitad del siglo XIII. Tiempo después surgió otro género conocido como “ensalada” que duró hasta el siglo XVII, cuando comienza a confundirse con el villancico.
El villancico sufre cambios en algunos países. En Portugal lo llaman vilancete y cantinela. En el mundo anglosajón, lo llaman carols o Christmas Carols. Los franceses los llaman nöels, los italianos canzonetta di Natale y para los alemanes son Weihnachtslieder.
En América el villancico se convirtió en “un instrumento literario y musical de conversión”.
Dentro de los villancicos más populares se destacan: Campana sobre campana, Noche de Paz, Tutaina, Pastores venid, Peces en el río, El Tambolinero y el Burro sabanero.